"Lo ocurrido con Karelim López y el Breñagate es solo un caso más de cómo el tremendo espacio de discernimiento que existe en las contrataciones del Estado permite que se puedan direccionar adjudicaciones".
"Lo ocurrido con Karelim López y el Breñagate es solo un caso más de cómo el tremendo espacio de discernimiento que existe en las contrataciones del Estado permite que se puedan direccionar adjudicaciones".

Lo ocurrido con y el Breñagate es solo un caso más de cómo el tremendo espacio de discernimiento que existe en las contrataciones del Estado permite que se puedan direccionar adjudicaciones hacia una empresa en particular en función de los deseos de los que están en los altos cargos en la administración pública.

La ley actual ha sufrido una serie de modificaciones siempre promovidas por el Ministerio de Economía y Finanzas, pero que no han conseguido el objetivo de seleccionar las mejores propuestas tanto en calidad como en precio y sin corrupción.

El gobierno actual intentó incluir este tema en la delegación de facultades, pero el Congreso acertadamente no lo incluyó. No solo porque la actual administración genera mucha desconfianza, sino que una ley como esta tiene que ser hecha con una amplia participación de todas las entidades involucradas: Estado, proveedores, sociedad civil, etc.

Por eso, el ámbito ideal para la elaboración de una ley de esta importancia es el Congreso, que está obligado a pedir opinión a todas las partes involucradas y nutriéndose de las mejores prácticas en el mundo. Pero es un proceso que debe iniciarse de una vez para no seguir postergando una norma tan trascendente.

El Ejecutivo va a tener un rol muy importante ya que son ellos los que deberán elaborar el reglamento respectivo que es tan crucial como la ley misma.

Esta semana el presidente de Capeco dio la voz de alerta sobre este tema y felizmente el Congreso reaccionó en el sentido correcto. Ahora queda el reto de trabajar en esta ley tan importante que nos permita usar mejor nuestros recursos y con total transparencia. ¡Ya no lo posterguemos!