Pedro Castillo ha preferido el camino de la confrontación antes de devolverle a Cerrón los espacios de poder que solía tener, señala el columnista.
Pedro Castillo ha preferido el camino de la confrontación antes de devolverle a Cerrón los espacios de poder que solía tener, señala el columnista.

Esta semana se han visto gestos que indican que las tensiones al interior de la alianza de gobierno han llegado a su máximo nivel. El partido de gobierno Perú Libre, y su bancada, hizo una pública invitación para que el mandatario renuncie a su militancia al partido, lo que Castillo hizo al día siguiente.

Luego, con los votos de la bancada de Perú Libre, el ministro Dimitri Senmache fue censurado con 78 votos a favor, por su nefasta “incapacidad” para capturar a los personajes del entorno del presidente que están siendo investigados por corrupción.

Si Vladimir Cerrón pensó que el presidente lo iba a llamar para tratar de contemporizar, se equivocó. Pedro Castillo ha preferido el camino de la confrontación antes de devolverle a Cerrón los espacios de poder que solía tener.

¿Existe la posibilidad de que este rompimiento lleve a los congresistas exoficialistas a votar por una vacancia presidencial? Sí es posible. No nos olvidemos cómo se rompió la alianza de Fujimori y Montesinos, que duró años, y que llevó a la implosión de ese régimen.

Si bien se requieren 86 votos para la vacancia, tengamos presente que con solo 66 votos se puede inhabilitar al mandatario en el ejercicio de la función pública, lo que podría ocurrir con motivo del informe que ya aprobó la Comisión de Fiscalización. Si a esto se suma el proceso ya iniciado contra la vicepresidenta Dina Boluarte, la Presidencia de la República recaería en el próximo presidente del Congreso, que debería convocar a elecciones generales inmediatamente.

Podríamos estar asistiendo, finalmente, al principio del fin. El objetivo de liberar al país del peor Gobierno que hayamos tenido en nuestra historia republicana reciente está más cerca.