El área agrícola del Vraem asciende a 230,000 hectáreas, más del área que ocupa toda la agroexportación del Perú. Ojalá el próximo gobernante se ocupe de esta tierra maravillosa, señala el columnista. (Foto: Devida).
El área agrícola del Vraem asciende a 230,000 hectáreas, más del área que ocupa toda la agroexportación del Perú. Ojalá el próximo gobernante se ocupe de esta tierra maravillosa, señala el columnista. (Foto: Devida).

Mis condolencias a las familias de nuestros compatriotas asesinados en San Miguel del Ene en Satipo, Junín, así como mi solidaridad y respeto a la Policía Nacional por su sacrificada labor, tantas veces no reconocida.

El pasado domingo revivimos una historia de terror que incautamente creíamos defenestrada para siempre de nuestra patria, y es que el asesinato a sangre fría de 16 personas indefensas, incluidos dos niños, por criminales terroristas es un acto que nos llena de dolor y rabia, como en los 80. Este cobarde acto terrorista y asesino está, además, signado por los criminales que hoy se hacen llamar Militarizado Partido Comunista del Perú, pero son los mismos de Sendero Luminoso que en los 80 e inicios de los 90 asesinaron a 10,000 peruanos. Este criminal grupo vive protegido por el narcotráfico, del que ahora es actor principal y camuflado por la inmensa cobertura de la selva amazónica, y su brazo armado actúa principalmente en la confluencia de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro; probablemente una de las zonas con mejor vocación agrícola e hidroenergética del país y, sin embargo, con enormes carencias de infraestructura y protección frente a estas lacras criminales.

La nota en la que los narcoterroristas se atribuyen el crimen está altamente politizada, pretendiendo instruir lo que pueden y no pueden hacer los habitantes del Vraem, vetando los programas estatales de ayuda social como Pensión 65, Juntos, Qali Warma, comedores populares, etc., e instruyendo por quién NO VOTAR.

Eso pasa cuando el Estado abandona posiciones, y es que el pésimo proceso de descentralización que nos heredó Toledo no funciona, el Estado está ausente. Hay que ocuparnos de las regiones abandonadas, generando una red de integración y valor: con conectividad física y digital, con escuelas de calidad, fomentando la inversión en agricultura, electricidad, agua y desagüe, salud, turismo, transporte, etc. Solo así se replegará el lumpen que hoy siembra el terror y se recuperará la esperanza.

El área agrícola del Vraem asciende a 230,000 hectáreas, más del área que ocupa toda la agroexportación del Perú. Ojalá el próximo gobernante se ocupe de esta tierra maravillosa. Recomiendo la lectura del Informe sobre la economía del Vraem – Diagnóstico y opciones de política de los profesores Waldo Mendoza y Janneth Leyva.

Mientras tanto, serenidad y esperanza en estos tiempos, no podemo