"Queda seguir de cerca y prepararse para lo peor, esperando lo mejor".
"Queda seguir de cerca y prepararse para lo peor, esperando lo mejor".

Desde siempre, el desarrollo de los Estados Unidos ha venido acompañado de una muy fuerte inversión en ciencia. Gran parte de ella en la formación de las mejores escuelas de meteorología, oceanografía, ciencias atmosféricas, ingeniería aeroespacial, etc.

Profesionales del más alto nivel en NASA y las universidades norteamericanas han desarrollado y puesto en órbita increíbles herramientas que monitorean constantemente la atmósfera y los océanos. Por otro lado, en NOAA; un abanico de divisiones se ha especializado en distintos campos del estudio del planeta. Ciertamente la variabilidad del clima es una de sus prioridades y dentro de ella, la más importante de todas las variabilidades que van más allá de las estaciones: El ciclo ENSO o El Niño-La Niña.

Un conjunto de muy destacados científicos dentro y fuera de NOAA se reúnen y elaboran un informe mensual sobre tan importante aspecto climático. Son, además, muy rigurosos: el informe sale a las 9 a.m. todos los segundos jueves de cada mes. Como debe ser: predecibles y oportunos.

El jueves 13, el Centro de Predicción Climática de la NOAA, encargado de esa tarea emitió en su informe de abril una Vigilancia de El Niño Global. Un aviso importante por su oportunidad.

Y es que apenas hace un mes en el informe de marzo indicaba el final de La Niña. Un mes después aparece este cambio hacia el otro extremo. Muy rápido porque la interacción entre la atmósfera (vientos y lluvias) y el océano (calentamiento) necesaria para la gestación y sobre todo el sostenimiento de El Niño global tiende a ser muy débil durante el otoño. Por esa razón (y la NOAA advierte que se está aun precisamente en la época del año en que menor certidumbre tienen los modelos climáticos que pronostican El Niño) es significativo ya haber declarado la vigilancia. Mucho tiene que ver El Niño Costero. El desarrollo de este en el Pacífico Oriental frente al norte de nuestro país exhibe las condiciones de acoplamiento entre el océano y la atmósfera y estas condiciones están contagiándose más al Oeste.

Otros indicadores también hacen suponer que un avance hacia El Niño global se desarrolla a gran velocidad. El informe de la NOAA eleva a un valor entre 80% y 90% la probabilidad de El Niño persistiendo hasta fin de año y un valor sobre 60% a que se establezca firme dentro de los próximos 90 días.

¿Cómo nos impacta?

La primera consecuencia es que seguiría el transporte de agua cálida hacia Sudamérica, extendiendo durante el año El Niño Costero. Ya con lo que tenemos, la suerte del otoño 2023 está sentenciada y este será el más cálido del siglo en curso.

Si las actuales variaciones de la temperatura en la costa se extenderán tan altas como están, todo el año, es imposible saberlo. Si el verano 2024 sería lluvioso, igualmente.

Queda seguir de cerca y prepararse para lo peor, esperando lo mejor