¡Un perro! ¿Cuántas veces hemos escuchado a un niño pidiendo un perro como regalo? La mayor parte del tiempo, hacemos de oídos sordos hasta que, en un momento de debilidad, compramos uno costoso, fino (mínimo Kennel Club) y delicado. Suficientemente distinguido como para ser visto paseando por el parque o participando en un concurso. Eso al niño le importa un comino; él solo quiere un animalito que lo acompañe, que juegue, sea sano y cariñoso. Para eso, está la opción de adoptar un perro; el que quieras: cachorro y juguetón o adulto y tranquilo; de pelo largo o corto; negro, marrón, blanco, o con pintas; grande, pequeño o mediano (en esto te puedes llevar sorpresas; si quieres uno pequeño, no creas en el que parece “medianito”).