Tarata: Para nunca olvidar. (USI)
Tarata: Para nunca olvidar. (USI)

El coche-bomba en Tarata (16/7/1992) se enmarcó en el fracaso de la estrategia de Sendero Luminoso basada en un supuesto “equilibrio estratégico” impulsado durante los años 1989-91. El ‘presidente Gonzalo’, engatusando a sus seguidores, planteó que para tomar el poder su estrategia de guerra popular ‘del campo a la ciudad’ obligaba ya a incrementar el accionar terrorista en la capital.

La realidad era otra. El Ejército, en alianza con los campesinos, había encapsulado a los pelotones senderistas del interior del país, como lo reconoció Guzmán, ya preso, en la reunión con su cúpula traída desde las prisiones por Vladimiro Montesinos a fines de 1993 (“… se quería inducir el ingreso de tropas yanquis para iniciar una guerra patriótica”). Alucinaba.
- De enero a julio de 1992, se perpetraron 37 atentados con explosivos –el de Tarata fue terrible–, ocasionando medio centenar de víctimas. El cruel asesinato –herida, se le dinamitó– de María Elena Moyano (15/2/1992), teniente alcalde de Villa El Salvador (la ‘santa Moyano’, según Guzmán), fue parte de su campaña de terror en la capital. Por primera vez se organizó una valiente marcha conjunta de repudio al terrorismo, encabezada por los alcaldes de Miraflores y Villa El Salvador. Dejaron atrás diferencias de cualquier tipo.

- Como respuesta, a las 48 horas del coche-bomba en Tarata, miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército –Grupo Colina– ligado al SIN de Montesinos, y con la anuencia del general Nicolás Hermoza Ríos y del presidente Alberto Fujimori, secuestraron y asesinaron a nueve estudiantes y un profesor de La Cantuta, supuestamente por pertenecer a Sendero Luminoso.

- De otro lado, superando la decisión equivocada y nunca aclarada del 4 de diciembre de 1990, ya como GEIN de la Dincote con la ‘colaboración eficaz’ de un senderista cercano a la cúpula, se avanzaba hacia la captura de Guzmán, lograda dos meses después.

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