Muchos estadounidenses comienzan a minimizar la importancia del intento de golpe del 6 de enero de 2021 que organizó Trump con el ataque al Capitolio, señala el columnista.
Muchos estadounidenses comienzan a minimizar la importancia del intento de golpe del 6 de enero de 2021 que organizó Trump con el ataque al Capitolio, señala el columnista.

Este artículo debió titularse “El primer año de Biden” pero quizá el mal momento que padece el actual presidente de Estados Unidos se debe no solo a un contexto internacional económico, comercial y de salubridad que escapa de sus manos por ser un problema global, sino a que muchos de sus compatriotas ya dan por descontado lo que antes era la regla y no la excepción: disfrutar de un sistema político sin un gobernante en campaña electoral perenne, polarizador y bravucón como el período de Trump.

Cuando el precio de la gasolina es alto, hay inflación y el Ómicron echa por la borda muchos de los logros que el actual gobierno había logrado devolver al país a nivel de salud pública y reactivación económica, la mayoría de la población no vincula esos problemas al contexto internacional de la crisis de la cadena de suministros y a causas naturales como la mutación del COVID-19 a la mucha más contagiosa mutación del Ómicron. Entonces, como ocurre en todos los tiempos y lugares, las sociedades se entregan al “wishful thinking”, una especie de pensamiento mágico, de que una figura salvadora los devolverá a “buenos tiempos”.

MIRA: “Tiene que responsabilizarse”: ministro del Ambiente no descarta demanda internacional contra Repsol

Muchos estadounidenses comienzan a minimizar la importancia del intento de golpe del 6 de enero de 2021 que organizó Trump con el ataque al Capitolio; a su peligrosa política exterior distante a Europa y de la OTAN; a sus constantes ataques contra los medios de comunicación, y lo más grave, al no reconocimiento de su derrota electoral contra Biden hasta el día de hoy. Cada vez hay más moderados que parecen dispuestos a considerar para 2024 votar por el delirante expresidente y su “secta”, el partido republicano, con las honrosas excepciones de algunos disidentes no oportunistas, pensando que su peligrosidad podrá controlarse.

Biden ha hecho políticas buenas y malas, y quizá su error principal es minimizar que el país cambió mucho después de Trump, pero su mejor aporte ha sido devolver al país cierta serenidad y sensatez.

VIDEO SUGERIDO

El propósito de vida, en El Diario de Emilia I Por Melissa Arbocco