El médico de Trump aseguró que el mandatario concluirá su presidencia sin problemas médicos de gravedad. (Foto: EFE)
El médico de Trump aseguró que el mandatario concluirá su presidencia sin problemas médicos de gravedad. (Foto: EFE)

El pasado martes, Donald Trump se dirigió al Congreso de Estados Unidos y a todo su país en el llamado discurso del Estado de la Unión, el cual suele ser presentado por todos los presidentes en enero, cuando se cumple un aniversario más de su toma de posesión, y en pocas ocasiones –como la actual– en febrero, por el prolongado cierre de las instituciones de gobierno, debido a que el Ejecutivo y el Legislativo no aprobaron el presupuesto para 2019.

Los dos primeros discursos del Estado de la Unión de Trump fueron agresivos y no escondieron los rasgos de la personalidad narcisista que lo caracteriza, pero esta vez quienes se lo escribieron lograron que Trump luciera presidenciable, relativamente moderado (no tanto, ¡pero no se le puede pedir peras al olmo!) y mostrando una gran sensibilidad que él no posee hacia enfermos de cáncer, héroes de guerra, víctimas de terrorismo y, lo menos creíble, hacia las mujeres.

Si Trump logra mantener la oferta de negociar el tema del muro con México, construyendo solo partes en lugares en donde la guardia fronteriza recomiende y, si va en serio un plan para luchar contra el cáncer infantil y acabar del todo con el sida en una década, no hay razón para que los demócratas no se aúnen a estas causas. Por lo demás, republicanos y la mayoría de los demócratas parecen estar de acuerdo con las políticas comerciales contra los abusos de China, con las negociaciones con Corea del Norte, con las políticas hacia el régimen de Maduro y con las negociaciones con los talibanes en Afganistán.

No había que ilusionar con que Trump hablaría sobre políticas contra la venta de armas, la reducción de impuestos a los más pobres ni que concuerde con las ideas de demócratas socialistas, como las de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez.

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