Es altamente posible que La Niña se extienda todo el otoño en el Pacífico y, según sugieren muchos modelos climáticos, extenderse el resto del año, señala el columnista. (Foto: Agencia Andina)
Es altamente posible que La Niña se extienda todo el otoño en el Pacífico y, según sugieren muchos modelos climáticos, extenderse el resto del año, señala el columnista. (Foto: Agencia Andina)

Al final del otoño de 2020, los vientos alisios, aquellos en particular que soplan sobre el océano Pacífico Ecuatorial cerca de Indonesia, empezaron a potenciarse y con ello a enfriar las aguas del Pacífico Ecuatorial. Primero en el Pacífico central, luego frente a nuestras costas. Empezaba así un proceso de interacción entre los vientos (la atmósfera) y el océano que comúnmente llamamos La Niña. Este proceso se ha venido retroalimentando con pequeñas pausas que, en su conjunto, mantienen ya por casi dos años al Pacífico en esa condición. Los frescos veranos de 2021 y 2022 son producto de esta La Niña. Un periodo cálido y presumiblemente corto por la llegada de una onda Kelvin cálida ha interrumpido el enfriamiento litoral, pero lo que estamos observando, otra vez en Indonesia, es un tremendo potenciamiento de los vientos alisios que prometen nuevamente enfriar más el Pacífico central –y en algunas semanas– nuestro litoral.

Es altamente posible que La Niña se extienda todo el otoño en el Pacífico y, según sugieren muchos modelos climáticos, extenderse el resto del año.

Ya hay antecedentes: 1973-1976, 1998-2001 de eventos La Niña que persisten por hasta tres años; algo que El Niño no puede.

A nuestra economía le conviene La Niña. Pesca, agro y comercio.