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No fue golpe, aunque duela
Los dos últimos días he leído a varios de los legisladores disueltos y a sus brazos mediáticos insistir en que hace un año el Perú vivió un golpe de Estado que marcó el inicio de una etapa de decadencia. Entiendo que hablan por la herida de la derrota, pero insistir con el rollo del golpe y que la etapa política pre disolución fue mejor que la sucedánea reivindica la pertinencia del cierre de ese Congreso.
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Los dos últimos días he leído a varios de los legisladores disueltos y a sus brazos mediáticos insistir en que hace un año el Perú vivió un golpe de Estado que marcó el inicio de una etapa de decadencia. Entiendo que hablan por la herida de la derrota, pero insistir con el rollo del golpe y que la etapa política pre disolución fue mejor que la sucedánea reivindica la pertinencia del cierre de ese Congreso.
Para empezar, hace un año el Perú no sufrió ni un golpe ni un cierre del Congreso al margen de la Constitución. Lo ha dicho el mismo Tribunal Constitucional en una sentencia bien sustentada. Que el magistrado Blume insista –como voz discordante de esa decisión– en que no estuvo de acuerdo, demuestra la autonomía sobre la que se concibió esa sentencia. La comunidad internacional, los medios a nivel global y 90% de peruanos pensaron lo mismo: el gobierno de Vizcarra aplicó la Constitución tal como fue diseñada para cuando el Congreso no otorga la confianza a dos gabinetes seguidos.
Que el desenlace de su obstruccionismo no haya salido como el fujiaprismo y sus satélites esperaran –y terminaran revolcados y arrinconados–, no convierte la disolución del Congreso en inconstitucional. Estamos en un Estado de derecho, no en una novela melodramática.
Por cierto, la disolución del Congreso, un año atrás, no es la razón por la que este Congreso de los Merino, Chehade y Alarcón empuja vacancias y leyes inconstitucionales. El problema es que nuestro sistema de partidos es un desastre y es probable que el Congreso que venga sea igual de triste que los precedentes. Lo que sí, decir que este Congreso es peor que el anterior es olvidar lo que fueron los primeros años con PPK y, luego, con Vizcarra, así como la operación que montaron contra la Fiscalía de la Nación.
Para intentar reescribir la historia se necesitan mejores argumentos que simples berrinches. Las cosas como son, ¿no?
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