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[Opinión] Yesenia Álvarez: Por un retorno a clases sin prejuicios
Los prejuicios homofóbicos de padres y profesores hacen hostiles los entornos familiares y escolares en los cuales los niños y adolescentes deben crecer seguros y desarrollarse plenamente.
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Ha llegado el momento de volver a clases y para la mayoría de estudiantes LGBTI significa volver a espacios violentos y discriminatorios. La plataforma SíseVe del Ministerio de Educación reporta entre 2013 y 2022 un total de 40,676 casos de violencia escolar a nivel nacional y entre los motivos de agresión están la orientación sexual y la identidad de género.
El portal de la Red Iberoamericana de Educación LGBTI, según fuentes hasta 2016, da cuenta de que en el Perú los estudiantes que han sufrido acoso por su orientación sexual o expresión de género enfrentan esto solos porque un 57% nunca reportó al personal escolar y un 68% nunca informó a su familia.
Los prejuicios homofóbicos de padres y profesores hacen hostiles los entornos familiares y escolares en los cuales los niños y adolescentes deben crecer seguros y desarrollarse plenamente.
Más de una vez he leído en redes sociales una supuesta reflexión que padres copian y repostean con orgullo sobre la disciplina de su paternidad que dice: “Si ya siendo un adulto mi hijo viene y me dice: Papá desde hoy yo quiero vestirme como mujer, cambiar de sexo, ser espiritista, caníbal, vampiro o un árbol, bueno ahí será otra la historia, pero antes no voy a huir de mi obligación de padre y enseñarle las cosas como son”.
Un vertedero de mitos, como si las personas LGBTI vinieran al mundo ya adultos. Es una pena que quienes están llamados a protegerlos con amor mientras crecen estén dispuestos a sacrificar la felicidad de la infancia de sus hijos si estos fueran LGBTI.
Ojalá en este retorno a clases más padres y maestros dejen esas posturas necias y traten de informarse y comprender que la diversidad sexual es natural. Ningún niño, niña y adolescente debería ser sometido a entornos hostiles por los prejuicios de sus maestros y padres, y de otros niños y adolescentes que repiten esto en las escuelas. Ojalá llegue pronto el día en que regresen a clases sin temor a ser violentados por ser quienes son.
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