Al mejor postor

“Ahí está el caso del congresista Olaechea, quien fue uno de los más cercanos colaboradores de PPK durante la campaña y su breve mandato (...) y vio de cerca cómo Fuerza Popular destruyó su gobierno”.
El legislador no agrupado Pedro Olaechea también fue parte del debate. (Foto: César Campos / GEC)

Como el pragmatismo individual ha terminado por aplastar cualquier otra dimensión en la acción política local, a los políticos en general –pero sobre todo a los congresistas– se les está haciendo temerariamente fácil cambiar posiciones y flexibilizar criterios. Así, transitan de una bancada a otra, de un extremo al otro, como futbolistas de equipo a equipo, en base a lo que dicte el mejor postor.

Ahí está el caso del congresista Olaechea, quien fue uno de los más cercanos colaboradores de PPK durante la campaña y su breve mandato. Fue su ministro y vio de cerca cómo Fuerza Popular destruyó su gobierno. Pero eso hoy no le impide coquetear abiertamente con ellos y el conservadurismo radical. ¿Cómo puede haber hecho campaña con De Belaunde y Bruce para luego terminar de la mano con Rosas y Arimborgo?

¿Y qué decir de la bancada Contigo? En marzo, el congresista Guía acusó que el logo de ese movimiento “tiene los colores de la bandera de nuestros amigos homosexuales, pareciera también que es una venta de golosinas de lentejas, algo así, pero no representa la seriedad del caso que quiere hacer un partido”. A lo que el congresista Violeta le respondió, “la homofobia, la misoginia, la discriminación y el machismo de nuestro (ex) amigo Moisés Guía queda al descubierto con este comentario. Mil disculpas en nombre del Parlamento y de la raza humana”. Entonces, ¿cómo así a los pocos meses Guía se convierte en el jale ideal? O el congresista Castro, otro de los nuevos jales, ¿existe realmente una coincidencia ideológica con un ex Frente Amplio?

Todos nos encontramos en constante transformación y nuestras ideas y posturas cambian en el tiempo, pero estos saltos no parecen parte de ese proceso, sino de un conveniente y peligroso pragmatismo que se ha apoderado de la política nacional.

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