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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Según fuentes de la Defensoría del Pueblo, esta está siendo "desmantelada". Además de algunos despidos de funcionarios en CAS, se ha producido la renuncia de una alta funcionaria pues, debido a lo anterior, será muy difícil que pueda desempeñar sus labores con normalidad y eficacia. Rumores de hace algunas semanas anunciaban algo por el estilo: algunos funcionarios de la defensoría en las distintas regiones serían reemplazados por personas cercanas a Fuerza Popular y al Apra.

Independientemente del enfoque que el actual defensor le quiera imprimir a su gestión, preocupa que haya tanto ruido en una de las instituciones con mejor reputación de nuestro país. En general, las instituciones en el Perú están sumamente desprestigiadas –en la mayoría de los casos, por la politización excesiva de la que han sido objeto a través de los años– y solo un puñado de ellas mantiene su imagen (por lo menos y felizmente) gracias al trabajo que han venido realizando. Sería terrible perderla como se perdió la reputación del Congreso, de la Policía o del Poder Judicial.

P.D. ¿Cómo se interpreta que un cura auspicie el encuentro de dos líderes políticos en medio de una crisis de gobernabilidad? Si uno de ellos es el presidente de la República, se transmite la imagen de que este es incapaz de convocar a la lideresa de la oposición para que se reúna con él en la casa de gobierno, que es el gobierno de todos los peruanos. Si la reunión solo dura media hora luego de un silencio de casi cinco meses, significa que mucho de lo que se cierre allí ya se acordó de antemano de espaldas a la población que eligió a uno –sobre todo– para que no saliera el otro. Ojalá que al menos esta reunión le compre un poco de tiempo al presidente para reorganizarse y afilarse.