Tan lejos de un 5 abril

“No ha planteado cerrar el Congreso al margen de la Constitución ni bajo la fuerza de las tanquetas y los rifles. En ese sentido, no se está ‘disolviendo’ nada”.
La sesión de mañana se llevará a cabo en el marco de la aprobación del dictamen de reforma del CNM y no tiene relación con el pedido de cuestión de confianza anunciado por el presidente Martín Vizcarra. (Foto: Agencia Andina)

Algunos opinólogos y políticos locales se han apresurado en comparar la cuestión de confianza propuesta por Vizcarra con el autogolpe fujimorista del 5 de abril de 1992. Creo que esto no solo es falaz, sino que afirmar tal cosa, conociendo lo que sucedió en aquel momento de nuestra historia, es terriblemente manipulador, por no decir hipócrita (más si viene de los cuarteles naranjas). El camino propuesto por Vizcarra no tiene nada que ver con el autogolpe de Alberto Fujimori, menos con un golpe de Estado.

No ha planteado cerrar el Congreso al margen de la Constitución ni bajo la fuerza de las tanquetas y los rifles. En ese sentido, no se está “disolviendo” nada. De hecho, ni siquiera ha planteado cerrar el Congreso, sino una cuestión de confianza para empujar el debate y lograr la aprobación de reformas que se han dilatado injustificadamente y que los peruanos exigen masivamente. Es el Congreso el que tiene en sus manos su propio destino… y el nuestro.

Ni por asomo se ha tomado por asalto al sistema de administración de justicia ni se está capturando al TC, a la Contraloría o la Defensoría del Pueblo, como sí lo hizo Fujimori en el 92. Por el contrario, se exige una reforma con el apoyo del Congreso para sacudirnos de la corrupción que circula por algunos pasillos de fiscalías y juzgados.

Nadie ha arrestado periodistas, intervenido líneas editoriales ni metido soldados armados a las redacciones, como sí se hizo el 5 de abril de 1992 con apoyo de las Fuerzas Armadas.

Finalmente, Salaverry y compañía saben que la cuestión de confianza es tan legítima y legal que su sola mención logró que ayer se trabajara más en el Congreso que en los últimos 40 días. Algunos llorarán, pero las herramientas que nuestra Constitución y legalidad nos ofrecen están funcionando.

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