Entre tantos sucesos desesperanzadores para el futuro del Perú, se cierra la semana con dos buenas noticias para la salud democrática del país. Por un lado, el Poder Judicial dispuso la disolución del Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), por considerar a este movimiento como la estructura política de Sendero Luminoso, el cual se constituyó con el único fin de cumplir el objetivo de la organización terrorista.
Y, por otro lado, en la misma semana el Poder Judicial declaró la ilegalidad de la organización política Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros (A.N.T.A.U.R.O.), cuyo acrónimo se lee y pronuncia como el nombre de su líder Antauro Humala. Aún falta que quede firme la decisión y no nos podemos confiar, pero es un buen primer paso que nos señala que los mecanismos previstos en la misma democracia han reaccionado para protegerse de proyectos políticos que valiéndose de las formas quieren en el fondo destruir el sistema democrático.
Recordemos que el mismo Antauro Humala ha declarado su intención de utilizar el sistema para luego demolerlo: “Vamos a jugarle al Estado putrefacto, con sus reglas putrefactas, y le pensamos ganar en su cancha… Vamos a competir con las reglas del enemigo, con la filosofía de transformar el Estado por dentro en tanto no pudimos demolerlo desde fuera”.
Fue bastante lamentable haber permitido su inscripción siendo ampliamente conocido que lejos de arrepentirse del ‘Andahuaylazo’ de 2005 más bien pregonaba su orgullo por el asesinato, secuestro y rebelión por los que fue condenado. Fue inconcebible cómo pudo ser admitido con un abierto y público mensaje de odio y violencia contra políticos y homosexuales amenazándolos con fusilar en caso llegue al poder. Resultaba inexplicable que los mecanismos del Estado de derecho y de la democracia fueran así amenazados y no pudieran reaccionar, pero lo más grave era la posibilidad de que los ciudadanos lo vieran pese a todo ello como una opción, pues en febrero de 2024 una encuesta confidencial lo posicionaba en el segundo lugar de intención de voto.
Tengamos presente también que aparecieron varios líderes de opinión e influencers que trivializaron a Antauro Humala. El influencer Carlos Orozco dijo en 2022 que: “Antauro con todo el pasivo que trae no termina de ser una mala opción en el panorama actual”, y además el youtuber Víctor Caballero (Curwen) minimizó su daño señalando: “Ahora nos pintan a Antauro… es un monstruo (…) Un señor que está con un tornillo medio zafado (…)”. Como si no fuera monstruoso que alguien con un discurso violento quiera ser presidente.
Antauro tiene apoyo, y ante la decisión judicial ha dicho que están “vivitos y coleando”, y que agradece que le hagan más propaganda. Hay congresistas que lo defienden como Roberto Sánchez, Guido Bellido, y Alex Flores que están apelando lánguidamente en redes sociales a la libertad de expresión, al derecho de participación política y a confrontar ideas sin excluir, pero deciden omitir que la democracia en su esencia promueve una pluralidad de candidatos, incluso críticos con el mismo sistema, pero no puede ser ingenua en aceptar a quien trae propuestas que destruirán su esencia y sus bases. La democracia y el Estado de derecho no pueden cobijar discursos o proyectos políticos que se basan en promover la violencia como un método válido dentro de la política.
Por eso no debemos confiarnos, aún falta que la sentencia quede firme, y en caso de que así sea, quizás para el próximo proceso electoral nos habremos liberado de esa organización política antidemocrática, de su líder como candidato a presidente, pero no de que pueda encabezar una lista parlamentaria. Y lo que es peor no nos habremos liberado aún de que buena parte de los peruanos vean como una opción a otro similar a Antauro Humala con un discurso violento contra las personas y la democracia. Todavía falta, la democracia sigue en riesgo.