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Jubilación desfondada
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La Comisión Omonte presentó recientemente en sociedad un engendro que hace pasar por una propuesta que renovará el sistema de pensiones en el Perú. Un proyecto de ley que no hace más que repetir una oxidada fórmula que ha demostrado ser un fracaso histórico, especialmente en nuestro país: que sea el Estado quien administre los fondos de quienes ahorraron para tener una jubilación decente cuando se retiren o ya no estén en condiciones de trabajar.
Esta vuelta al pasado propone la implementación de organismos intermediarios, que manejarían los fondos de los aportantes, pero que a la postre igual quedarían en manos de los gobernantes de turno. Es decir, los titulares de esos ahorros de toda una vida –que hoy las AFP preservan en cuentas individuales– tendrían que resignarse a entregarlos a una entidad estatal para que esta disponga de ellos según su criterio. Eso solo tiene un nombre: expropiación.
Sin necesidad de remontarse demasiado, la manifestación más clara del fracaso del leviatán estatal como administrador de pensiones la tenemos a la vista, en una ONP a la que el Congreso actual –con sus decisiones demagógicas– ha dejado en cero y que, por ello, tiene que ser financiada con nuestros impuestos, pues los fondos entregados, a través de descuentos en las boletas de pago de cada ciudadano, se gastaron para cubrir las necesidades políticas de quienes, precisamente, tenían la misión de cautelarlos.
¿Es que alguien ha olvidado las interminables marchas de “viejitos” en los años ochenta, cuando los jubilados protestaban por las miserables pensiones que recibían del Estado?
La Comisión Omonte propone además la creación de un ‘Fondo de Riesgo Compartido’, bolsa común donde una parte del aporte mensual de cada afiliado sería para pagar (“solidariamente”) pensiones de otras personas. En la práctica, un impuesto obligatorio adicional: como si quienes pueden hacer el esfuerzo de ahorrar hoy para su vejez tuvieran que ser castigados.
Una suma, pues, de barbaridades que, de llegar a convertirse en ley, como han advertido los expertos en la materia, hará que a los aportantes les arrebaten aquello que es únicamente suyo: su futuro.
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