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Juan Mendoza: La sombra del pasado
“Nuestro país todavía está invertebrado. Es el doble de caro mover carga entre Loreto y el Callao que entre el Callao y Shanghái.”
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El Perú es enormemente desigual. Un limeño gana en 15 días lo mismo que un habitante de Ongón en un año. El nivel de vida en los 5 distritos más ricos es 23 veces el de los 5 más pobres. Huancavelica tiene hoy el mismo ingreso per cápita que Lima en 1911. ¿Cuál es el origen histórico de la desigualdad?
Con Valeria Morales, hemos comparado la evolución de la desigualdad desde 1795. Los datos provienen del INEI y del extraordinario trabajo de Bruno Seminario y María Alejandra Zegarra. Lo primero que resalta es que la desigualdad es un fenómeno esencialmente republicano. En efecto, al final del virreinato, el ingreso per cápita de los 3 departamentos más ricos era poco más del doble que el de los 3 más pobres. En el presente, las 3 regiones más ricas tienen un ingreso 6.5 superior al de las más pobres.
De hecho, entre 1827 y 1930 la desigualdad en el ingreso per cápita se incrementó. El ratio entre el ingreso de Lima y Huancavelica era 1.8 en 1827 pero alcanzó 5.1 en 1930. Hoy, este ratio es igual a 4.9. El coeficiente de variabilidad del ingreso per cápita departamental, medida estándar de dispersión, se incrementó desde 44% en la independencia a 83% al final del Oncenio de Leguía.
Huánuco tenía, en los albores de la República, el mismo ingreso per cápita que el Perú. En nuestros días, el ingreso de Huánuco es la cuarta parte del promedio nacional. Peor aun, 67 de los 76 distritos huanuqueños tenían el 2007 un ingreso por persona menor al que tenía el Perú en 1921.
Sin embargo, la sombra del pasado sigue teniendo importancia decisiva para entender la desigualdad contemporánea. Encontramos, por ejemplo, que la prevalencia de la esclavitud en 1791 (asociada a la productividad de la agricultura costeña), la proporción de población urbana en 1876, y el tiempo de viaje a Lima (o a los puertos más cercanos) a inicios del siglo XIX aún explican 80% de la variación en el ingreso per cápita en el 2012.
Nuestros resultados sugieren que la conectividad (o más bien la ausencia de la misma) es una fuerza fundamental para explicar el nivel de desarrollo relativo. Nuestro país todavía está invertebrado. Es el doble de caro mover carga entre Loreto y el Callao que entre el Callao y Shanghái. Los ministros de Transportes no deben decirnos cuánta plata gastan, sino en cuánto son capaces de reducir los tiempos de viaje y los fletes.
El Perú es una nación de resistencia. Hemos sobrevivido el desmembramiento territorial, las invasiones extranjeras y las políticas económicas equivocadas. Reducir la desigualdad es primordial para desarrollarnos.
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