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Juan Mendoza: La reforma de las AFP
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La liberación del 95.5% de los aportes previsionales debe ser el comienzo de una profunda reforma del sistema previsional. La gran mayoría de adultos mayores, 75%, no recibe pensión de jubilación. Las pensiones promedio son bajas como fracción del ingreso: menos de 40% en las AFP y 25% en la ONP. La rentabilidad de las AFP está entre 3 y 5 veces la de los fondos administrados. Quienes aportan menos de 20 años a la ONP se quedan sin pensión.
Es un error financiar las pensiones gravando las planillas formales porque 2 de cada 3 trabajadores están en el sector informal. Como no es razonable aspirar a que la informalidad se reduzca rápidamente, persistir en este error implica condenar al sistema previsional a tener baja cobertura por varias décadas, porque solo tendrán pensión quienes estén en planilla. Peor aún, las AFP hacen menos atractivo ser formal.
Es también un error insistir en el ahorro forzoso. Forzar a ahorrar es incompatible con el respeto a la libertad de elección. Pero este no es un asunto ideológico. Como lo ha señalado Richard Webb, los datos de las Enahos del INEI nos dicen que las personas ahorran igual, ya sea que estén dentro o fuera de planilla. En otras palabras, los datos, no la ideología, indican que los peruanos sí ahorran y, por lo tanto, que se preocupan por su futuro.
¿Por qué entonces, en contra de la evidencia, persistimos en el ahorro forzoso como único camino a una vejez con pensión? Como se ha preguntado María Alejandra Zegarra, ¿por qué obligamos a ahorrar, con la justificación de que hay que proteger a la gente de su supuesta miopía financiera, si al mismo tiempo estimulamos el crédito de consumo? ¿Es acaso selectiva la irresponsabilidad financiera?
A estos dos errores se le ha aunado una regulación asfixiante y poco flexible que ha limitado la competencia, dándoles un mercado cautivo a las AFP y a las compañías de seguros. Las consecuencias son las elevadísimas comisiones y el que las AFP disfruten de una posición dominante que, en algunos casos, ha llevado a injusticias inaceptables.
El magnífico artículo de Lorena Álvarez es un desgarrador testimonio de una de estas injusticias. Lorena nos cuenta cómo su padre, con cáncer terminal, fue vencido por la maraña de trámites de su AFP y falleció sin llegar a retirar un centavo de su fondo previsional. Si una persona con buenas conexiones pasó por este vía crucis, ¿qué podemos esperar de afiliados menos afortunados que enfrenten un trance similar?
Hay mucho que cambiar en las AFP y la ONP si en algo nos importa el bienestar social.
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