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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En los inicios de su gestión, a comienzos de febrero del 2015, los peruanos sentimos un aire de esperanza. No solo venía usted con buenas credenciales y referencias, sino con un espíritu y lenguaje distintos. Tal vez ello gatilló una esperanza exagerada; tal vez, en el fondo, cualquiera que supliera a sus antecesores Pedraza y Urresti habría logrado dicho efecto.

Sea como sea, y pasado el año de gestión, constatamos que la misma no se ha diferenciado de la de sus antecesores. Y, de nuevo, no eran una valla alta ni mucho menos.

Si de gestión se trata, la opinión mayoritaria es demoledora: según datos del INEI, la percepción de inseguridad alcanza al 88.4% de la población mayor de 15 y más (de los que perciben podrían ser víctimas en los próximos 12 meses); un año antes, esa percepción de inseguridad alcanzaba al 85.9%. En su defensa, podrá argumentar que esas son las famosas "percepciones", y que no hay que hacerles mucho caso. Verifiquemos, entonces, la realidad: la población víctima de algún hecho delictivo consumado creció del 25.7% (julio-diciembre 2014) al 28.6% (julio-diciembre 2015) a nivel nacional, según el INEI.

Peor aún, las noticias sobre asesinatos por el robo de un celular, o por resistirse y defender un auto o cartera, son pan de cada día. Si son más o menos que las de años anteriores, en este caso, es irrelevante. Y, peor aún, no se toman medidas que planteen un cambio, una razón para tener esperanzas sobre el futuro.

Si de lenguaje y mensaje se trata, tampoco existen diferencias: a la recordada lógica del ex ministro Pedraza ("la inseguridad es culpa de la delincuencia"), usted añade otra de antología: "Nuestra delincuencia se ha vuelto mucho más violenta y letal". ¿Es en serio? ¿Esa es la respuesta del gobierno a los padres del estudiante Daniel Tello, asesinado cruelmente el domingo pasado?

Los peruanos, ministro Pérez Guadalupe, somos muy conscientes de que los delincuentes son violentos, y que sus ataques suelen ser letales. No era necesario que usted nos lo recuerde; cada día que pasa, ellos nos lo recuerdan con sangre y balas. Lo que los peruanos necesitamos es alguien que sepa lidiar con esa amenaza, quien articule una estrategia que la enfrente y la neutralice. Usted, Sr. ministro, no brinda esas garantías.