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Redacción PERÚ21

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Hasta el autogolpe de 1992, nuestra institucionalidad legislativa recaía en dos cámaras: una de diputados, donde se redactaban y ponían en debate las leyes y se hacía fiscalización, y otra de senadores, donde se aprobaban finalmente las primeras y se seguían los procesos políticos de las segundas. La Cámara de Diputados era así una de mayor acción legislativa y política, la de Senadores una de mayor reflexión y poder.

Estas funciones quedaron establecidas en la Constitución de 1979. En la misma se propuso que los diputados (180 curules) fuesen elegidos por distrito único, y la de senadores (60 curules) por distrito múltiple (cada región, entonces departamentos). Una de las razones por las cuales Alberto Fujimori decidió dar el golpe del 92 fue, justamente, la correlación de fuerzas: en diputados contaba con solo 32 escaños (17%) y 14 escaños en la Cámara de Senadores (23%).

Bajo la Constitución de 1993, se adoptó la unicameralidad (primero 120 congresistas, hoy 130). En aquella época, se vendió la idea de una cámara que agilizara las reformas y generara menos costos de operación. En los noventa, y bien adentrado el nuevo siglo, la mayoría consideraba dichos atributos como suficientes para defender la unicameralidad. Muchos (entre los que me incluyo) se opusieron a un retorno al sistema bicameral solo por principios reformistas y de eficiencia: hacer reformas es mucho más simple en un sistema unicameral que bicameral.

En el tiempo, sin embargo, se han perdido hechos claves, que ameritan hacer un debate. Para empezar, hace mucho que no hacemos reformas (importantes, digo); y las pocas que hacemos son retrocesos más que avances (la del sistema de pensiones, por ejemplo). Se ha perdido la reflexión, además. Y, por supuesto, el Congreso es a veces una mesa de partes de intereses mercantilistas y subalternos.

Hay pues que hacer un debate, y por ello hay que felicitar la iniciativa de la congresista Luz Salgado de poner el tema en agenda. Si de costos se trata, se pueden hacer dos cámaras por el precio de una (90 diputados, 40 senadores, por ejemplo).