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Infecciones respiratorias
“Es el médico quien decide el nivel y el grado de compromiso de los diversos órganos respiratorios y quien decidirá el tratamiento a seguir”.
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Las infecciones respiratorias agudas, que se abrevian con las siglas IRA, son las infecciones más frecuentes que existen en el planeta, en especial en las zonas urbanas. Son, asimismo, las infecciones más contagiosas, ya que se transmiten por vía aérea.
Un enfermo con una IRA, al respirar normalmente, emite virus que alcanzan los cuatro o cinco metros de distancia, pero, si tose o estornuda, pueden alcanzar una distancia de ocho a diez metros. Los virus causantes de estas infecciones son muy numerosos. Se han identificado cerca de 400 tipos que se agrupan en diversos subtipos. Los hay de intensidad leve, moderada o severa; de duración corta, mediana y larga; y ciertos grupos tienen preferencia por determinados órganos respiratorios, afectando la faringe, laringe, tráquea, bronquios, bronquiolos, o pulmones. Además, pueden afectar varias partes simultáneamente.
En la gran mayoría de casos, los cuadros de IRA son de leve a mediana severidad con síntomas nasales (catarro, congestión nasal) y tos. También suele haber picor, ardor o dolor de garganta y es por ello que a este tipo de IRA se le denomina “rinofaringitis viral”. Generalmente se presenta con malestar general y decaimiento, así como dolores musculares o articulares, y puede haber fiebre leve a moderada.
Dependiendo del órgano afectado, habrá síntomas característicos. Por ejemplo, si se ha inflamado la laringe, la voz se afecta, sale menos clara o apagada (disfonía). Si es la tráquea, habrá tos seca con molestia o dolor en el pecho. En muchos casos, la tos es seca al inicio y se torna flemosa a los pocos días por un proceso de “maduración”, lo cual preocupa a muchas madres que sienten ese ruido en el tórax de sus hijos y creen que ha empeorado.
Además, los niños con IRA suelen estar irritables e inapetentes y con malestar general. En la mayoría de los casos, la duración de las IRA es 7 a 14 días, pero hay cuadros más largos que pueden alcanzar las tres y hasta cuatro semanas. Por cierto, es el médico quien decide el nivel y el grado de compromiso de los diversos órganos respiratorios y quien decidirá el tratamiento a seguir.
Tratándose de infecciones virales, no se requieren antibióticos, el tratamiento es sintomático para ayudar a que el enfermo se sienta mejor. Ningún tratamiento cura ni acorta el proceso viral, solamente lo alivia. Pero en algunos casos puede complicarse con una infección bacteriana, siendo entonces necesario agregar un antibiótico.
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