Luego de ocho meses, el INEI presentó los resultados de los Censos Nacionales. Uno de los datos, además de que somos 31.2 millones de peruanos, es que las tendencias en el crecimiento de la población en la costa, sierra y selva no han cambiado.
En 2007-2017, la población de la sierra pasó de significar el 32% a solo 28.1% del total, mientras que la costa y la selva mostraron que cada año más personas las habitan. No en vano el aumento en ambas fue de 54.6% a 58%, y de 13.4% a 13.9%, respectivamente.
Si bien las tres regiones naturales continuaron una tendencia que se remonta a 1940, es llamativo que en 2007-2017, la población en la sierra bajara 4.1 puntos porcentuales, a mayor ritmo que entre 1993 y 2007 (-2.8), cuando recién se iniciaba el proceso de descentralización para mejorar el desarrollo y las oportunidades en las 23 regiones.
¿Qué generó esta variación? Todas las respuestas no nos las da el INEI, pero una parte se explica en cuatro de las cinco regiones donde descendió la población: Cajamarca (-3.4%), Puno (-7.5%), Huancavelica (-5.4%) y Pasco (-9.4%). Todas en la sierra.
Las cuatro están marcadas por un deterioro de los sectores minería e hidrocarburos, agropecuario y manufactura entre 2007 y 2016. De ellos, agropecuario y minería tuvieron el peor escenario en Cajamarca. El primero se desaceleró progresivamente desde 2010 (2.97%) hasta 2016 (-3.44%), al igual que minería entre 2008 (30.02%) y 2016 (-12.14%). Además, la manufactura, uno de los sectores que genera empleo masivo, se contrajo en los últimos tres años.
En Huancavelica también cayeron. El agropecuario tuvo una baja entre 2013 y 2015 . En 2016 se recuperó, pero minería también se contrajo entre 2009 y 2012, y entre 2015 y 2016 fue de manera significativa. En paralelo, la manufactura empeoró desde 2014 y redujo su producción en 2016 . Algo similar se vio en Pasco y Puno, pero en menor medida.
Puede que la caída de los sectores no sea determinante para el descenso poblacional, pero sí existe una correlación entre la apertura de oportunidades y el número de habitantes. Finalmente, las personas no abandonan sus ciudades y sus tierras por mera ocurrencia, sino por un futuro mejor.