Keiko Fujimori
Keiko Fujimori

El fujimorismo comparte el discurso de la reconciliación de PPK. Sí, pero entre ellos, nunca con sus detractores, opositores o adversarios. Hoy intentan recomponerse alrededor del indulto y definir liderazgos. Luego verán qué hacer con PPK.

El keikismo tiene poco que mostrar. Perdió las elecciones dos veces, perdió la mayoría absoluta en el Congreso frente a un gobierno de trapo y hoy, tras el indulto a Alberto Fujimori (AFF), algunos de sus más conspicuos defensores como Becerril (“AFF alienta la corrupción”) y Reátegui (“hay que darle agüita de azahar”) saludan esa libertad y llaman a la reconciliación… con Kenji y a su “Api”. ¡Cuánto valor!

Mención aparte merecen Úrsula Letona (“AFF no tiene hoy ninguna influencia en FP”) y Cecilia Chacón (“FP no es el partido de AFF”) porque, aunque también ningunearon a Kenji y a Api y le aseguraron a todo el mundo que el apellido Fujimori no pesa en FP, hoy no están tratando de congraciarse como sea con él. Al menos, no por Twitter.

Todos llamaron traidores a Kenji y a los que se abstuvieron de votar por la vacancia para que salga Alberto, cuya percepción de liderazgo al frente del fujimorismo pasó de 35% en marzo a 46% en octubre mientras la de Keiko cayó de 57% a 49%. Recuerden: el poder reside donde uno cree que reside y Api está libre gracias a Kenji. El albertismo/kenjismo está de subida, PPK aún es presidente y es albertista.

Gracias a Keiko y a PPK, el antifujimorismo es más grande que el fujimorismo y está encendido. Entre abril y noviembre, el fujimorismo duro pasó de 13% a 6% y el anti de 41% a 32% y, aunque es esperable que ambos suban en esta coyuntura, es improbable que el primero alcance al segundo.
¿Que se vayan todos?