El fujimorismo la está haciendo larga

“No admiten que ya perdieron la mayoría que usaron para subyugar a disidentes y rivales, y para impulsar sus microscópicos intereses personales. La están haciendo demasiado larga”.
Luz Salgado, vocera alterna de FP, dijo que no se respetó la proporcionalidad. (Perú21)

Al fujimorismo le está costando mucho aceptar que el poder que tuvieron es arena que se escurre entre sus dedos, demostrando, nuevamente, que son pésimos perdedores. No supieron aceptar su derrota en las elecciones presidenciales de 2016 y ahora no saben aceptar su nueva realidad legislativa.

No admiten que ya perdieron la mayoría que usaron para subyugar a disidentes y rivales, y para impulsar sus microscópicos intereses personales. La están haciendo demasiado larga, prolongando tontamente una agonía irreversible. Que alguien cercano les haga el favor de decirles que la derrota no tendría por qué ser tan indigna.

La pataleta de ayer temprano en la mañana que armaron en el Consejo Directivo del Congreso fue el punto final de una historia plagada de capítulos tristes. Deberían detenerse un minuto a verse a sí mismos. Era evidente que les sería imposible boicotear efectivamente la recomposición de las comisiones del Congreso, pero igual lo intentaron, exponiéndose a un ridículo innecesario.

Dos de sus congresistas, Tapia y Chihuán, tuvieron que recular al boicot ante la amenaza de una posible censura. Esa es la nueva realidad que deben asimilar. Como si haber blindado unos días antes al fiscal Chávarry y defendido al congresista López Vilela, acusado de acoso por la congresista Noceda, no hubiese sido suficiente degradación.

La reorganización de las comisiones, la Junta de Portavoces y el Consejo Directivo del Congreso ya es un hecho. El Tribunal Constitucional fue claro sobre el derecho al registro de las nuevas bancadas y esta era una consecuencia evidente. Ante esto, el fujimorismo tuvo la oportunidad de replantear su trayectoria y marcar el nuevo comienzo que ellos mismo prometieron. Pero han preferido dejar en claro que esa promesa fue otra pantomima más.

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