La desaprobación del presidente Vizcarra ha crecido rápidamente. Su rechazo aumentó 25 puntos en solo dos meses (Datum, junio de 2018). En otra reciente encuesta, su aprobación solo llega al 37% (Ipsos, junio de 2018), reflejando que algunos acertados gestos iniciales, su esfuerzo y el trabajo honesto son insuficientes para gobernar. Más complicado todavía porque ninguno de sus ministros logra destacar.
Lo del repudio masivo a la labor del Congreso y la mala gestión de Luis Galarreta es evidente. El pretendido atropello a normas fundamentales para efecto del cómputo de quórum y votaciones fue una nueva arbitrariedad, que afortunadamente corrigió, luego de la contundente crítica de sus colegas, medios y ciudadanos.
Por otro lado, el inicio de las campañas municipales y regionales en un ambiente de gran desinterés de la población no contribuye a una agenda pública propositiva ni refrescante.
En este escenario político y luego del ridículo proyecto de ley (ya retirado) de la congresista de Fuerza Popular Yesenia Ponce, que, a través de un texto con denunciados plagios y un intento burdo de populismo, pretendía declarar el Día del Fútbol Peruano, los peruanos nos preparamos con entusiasmo para ver a nuestra selección jugar el Mundial.
El equipo dirigido por Ricardo Gareca tiene muchas lecciones para darnos, que podrían trasladarse a la política. Una está referida a la necesidad de promover y reconocer liderazgos (lo del capitán Guerrero es notorio) sin por ello dejar de priorizar al colectivo organizado. Asimismo, la capacidad para mantener ecuanimidad, hablando lo necesario y trabajando con rigor.
El fútbol es el más espectacular y atendido de los deportes; sin duda, una oportunidad para unir. El sábado debuta la ‘Blanquirroja’ contra Dinamarca en Rusia y es una magnífica oportunidad para olvidar por algunas horas nuestras diferencias y gritar junto a los que solemos criticar: ‘¡Vamos, Perú!’.