En los últimos días, los mercados financieros han corregido fuertemente por signos de debilitamiento de la economía americana. El informe de empleo de julio indicó un aumento de la tasa de desempleo a 4.3%, una disminución en la creación de nuevos puestos de trabajo muy por debajo de lo esperado y un incremento en las solicitudes de desempleo al nivel más alto desde agosto de 2023.
Asimismo, se publicó el indicador PMI que mide la actividad fabril en el país mostrando su lectura más baja desde noviembre. Estas cifras se hicieron públicas después que el presidente de la Reserva Federal (FED) anunciara la semana pasada el acuerdo de mantener sus tasas, aunque anticipando que las reducciones podrían empezar a partir de septiembre.
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No sorprende en este contexto que se aviven los temores de una posible recesión y aparezcan críticas a la FED expresando que esta se puede haber demorado demasiado en bajar las tasas de interés. Muchos analistas al ver las cifras de empleo y producción indicaron que la FED debió haber decidido reducir su tasa la semana pasada, para adelantarse a una economía estadounidense en desaceleración antes de que entre en una recesión.
Como he mencionado anteriormente, el efecto económico de las decisiones de aumento o reducción de tasas suelen tomar muchos meses, lo que las dificulta, por lo que en retrospectiva rara vez se considera que se modificaron correctamente.
Hace solo unos meses se mencionaba la gran tarea que estaba haciendo la FED para reducir la inflación sin ocasionar una recesión, aunque se indicaba que la inflación no estaba cayendo al ritmo esperado por lo que no se esperaba que se reduzcan tasas en el corto plazo.
Ahora se pone en duda esto, por lo que muchos economistas están sugiriendo que empiece el proceso de reducción de las tasas, a pesar de que la inflación no ha alcanzado su objetivo “mágico” del 2%. Los más agresivos sugieren recortes de 50 puntos básicos en septiembre y noviembre, seguidos de recortes de 25 puntos en meses posteriores, para apoyar la economía. Algunos incluso indican que la FED debería anticiparse a la reunión del 18 de septiembre y otros pronostican que la tasa estará alrededor de 3.25% a mediados de 2025, comparada al rango actual de 5.25-5.50%.
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Después de la guerra todos somos generales, pero la realidad es que la lucha contra la inflación no ha terminado. Esperemos que la inflación siga amainando globalmente, permitiendo reducciones más rápidas de tasas en EE.UU., lo que sería bueno para nosotros, ya que pondría menos presión en el BCR para que reinicie las reducciones de tasas que paró hace un par de meses. La reducción de tasas en EE.UU. sería muy positiva para muchos países, ya que debilita el valor del dólar versus otras monedas, abaratando el costo de muchos productos denominados en dólares, además de mejorar la capacidad de pago de aquellos países y empresas que se endeudaron en dicha moneda.
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