Perú se despidió temprano de Rusia. Solo le queda el encuentro contra Australia. (EFE)
Perú se despidió temprano de Rusia. Solo le queda el encuentro contra Australia. (EFE)

Imposible no escribir de fútbol hoy. Nos eliminaron, pero por lo menos nos vamos con la frente en alto: la peleamos, no tuvimos suerte y perdimos por scores aceptables. Es que soy de la generación que se despidió de Argentina 78 con un 6-0 y de España 82 con un 5-1, resultados escandalosos para los equipos que teníamos (¡no creo ciertamente que Australia nos golee!). Cierto que es preocupante que Perú no sepa anotar, que Dinamarca era muy ganable (no vale gran cosa) y que ese dominio sobre Francia en el segundo tiempo fue frustrantemente estéril, pero por los menos uno de mi generación no queda tan dolido como con aquellas goleadas. La selección venía floja en 1978 y nos dio, sorprendentemente, una tremenda alegría con Escocia (3-1), que era un equipazo. Luego le empatamos 0-0 a Holanda en un partido muy disputado (donde Quiroga estuvo soberbio) y jugamos fulbito con un débil y correlón Irán (4-1). Luego, la debacle... Perdimos 3-0 frente a un muy ganable Brasil (donde al comienzo Muñante se falló un gol increíble y luego Quiroga regaló el segundo gol). Siguió el 1-0 con una Polonia floja: merecimos empatar. Y cerramos con un 6-0 humillante y corrupto. En 1982, rebosábamos de optimismo: teníamos una máquina casi perfecta. Fuimos demasiado confiados con el inesperado Camerún y sacamos un empate donde debió ser una derrota (les anularon un gol legítimo). Luego, empate disputado (1-1) contra el futuro campeón Italia, donde La Rosa se falló un gol imperdonable y obviaron un clamoroso penal a Oblitas. Ya con ese mejor ánimo, se pensó que le ganábamos a Polonia y al primer puesto del grupo. El primer tiempo acabó 0-0 de milagro, pues nos pasaron por encima. El dique se rompió en el segundo tiempo y fue una paliza dolorosa (5-1). Irse así es traumático, se los aseguro.