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En salud: otra medida populista
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Con bombos y platillos y hasta con una sonriente aparición en medios por parte de la Sra. Keiko Fujimori, se lanzó la nueva ley que obliga a las farmacias (excepto las microempresas) a mantener un porcentaje de medicamentos genéricos para ofrecer al público. Aparentemente, suena bien, aunque la mayor parte de las veces dichos medicamentos deberían ser entregados de manera gratuita como consecuencia de la atención médica. Pero, además, como quien no quiere la cosa, la ley agrega la prohibición de brindar atención médica en farmacias y boticas… así, casi de contrabando.
La ley prohíbe, pero no resuelve el problema ni de la falta de atención médica ni de la disponibilidad de medicamentos. Se sabe que, en el Perú, el “establecimiento de salud” más cercano y disponible suele ser la farmacia o botica. Las postas médicas no tienen ni los horarios ni el personal adecuado y, aun cuando sí brinden la atención, no tienen los medicamentos necesarios para los pacientes.
Las personas que requieren atención médica y que, según una optimista autoridad, “cuentan en casi su totalidad con un seguro de salud” deberían recibir sus medicamentos como parte de su atención. Y eso no es así. Las personas deben acudir a las farmacias o boticas que usualmente están situadas en las cercanías de los grandes establecimientos de salud porque saben que “allí está la demanda insatisfecha”. Y es solo en algunas de ellas (las cadenas básicamente) donde podrán encontrar los medicamentos genéricos.
Y ni se diga qué pasa con relación a la atención médica. Tiene sentido limitar la atención médica para que sea ejercida únicamente por profesionales de la salud, pero no tiene sentido prohibir que este brinde atenciones en el punto donde le es más fácil llegar a la persona que requiere atención, esto es, la farmacia. Con esta nueva prohibición se abre una nueva demanda a cubrir: aquellos que no alcanzan a ser atendidos en un centro de salud, desde una posta médica a un hospital, ¿tendrán que acudir a un consultorio privado con el costo que ello significa? ¿Cuál es la razón de esta prohibición? ¿Qué o quién está detrás?
El tema de las farmacias es uno en el cual la carreta se ha puesto delante de los caballos: en lugar de empezar brindando servicios completos de salud (atención y medicamentos) para luego organizar su provisión, se ha comenzado limitando la oferta de uno y obligando a la provisión del otro sin pensar en el problema de fondo, ni ofreciendo alternativas al alcance de la población, especialmente la de menores recursos, que debería estar recibiendo tanto atención médica como medicamentos gratuitamente.
Lamentablemente, el ministro está más orgulloso de pensar que hace llorar a las farmacias que de evitar las lágrimas de los cientos de miles de personas que es su responsabilidad atender.
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