"La influencia de los niños y adolescentes en las decisiones de compra de sus familias ha emergido como un factor determinante en diversas categorías de productos, servicios e incluso actividades fuera de casa". (Foto: Pexels)
"La influencia de los niños y adolescentes en las decisiones de compra de sus familias ha emergido como un factor determinante en diversas categorías de productos, servicios e incluso actividades fuera de casa". (Foto: Pexels)

La influencia de los y adolescentes en las decisiones de compra de sus familias ha emergido como un factor determinante en diversas categorías de productos, servicios e incluso actividades fuera de casa. En el contexto peruano, esta tendencia se evidencia con fuerza, transformando a los más pequeños en verdaderos catalizadores del mercado. Si bien esto no es una novedad, bien vale la pena cuantificar lo que ello representa. Alrededor del 52% de los hogares en Perú tiene al menos un integrante de 15 o menos años de edad, lo que equivale en términos gruesos a una población aproximada de 9 millones de personas, a los que he denominado como “las divisiones menores” del segmento consumidor.

La injerencia de este segmento en la compra de productos abarca desde los alimentos hasta los juguetes, pasando por la ropa y la tecnología. Según estudios de Ipsos, en Perú, las divisiones menores juegan un rol crucial en la selección de marcas y tipos de productos. En el ámbito de los servicios, los menores de edad también tienen una influencia significativa. Las decisiones sobre actividades extracurriculares, destinos de vacaciones y opciones de entretenimiento son moldeadas por sus opiniones y deseos. Esta influencia se extiende a la elección de establecimientos como restaurantes y tiendas, donde la preferencia de los niños puede inclinar la balanza hacia un local específico que ofrezca, por ejemplo, áreas de juego o menús infantiles atractivos.

El poder persuasivo no se limita a las peticiones directas. Su capacidad para influir en el comportamiento de compra de los padres también se manifiesta a través de comportamientos y tácticas sutiles, como mostrar entusiasmo por un producto específico visto en publicidad o imitar las preferencias de sus amigos. En Perú, donde la familia es un núcleo fundamental, la voz de los niños y adolescentes resuena con fuerza en las decisiones cotidianas.

Reconociendo este poder, las marcas han comenzado a desarrollar estrategias de marketing específicas dirigidas a los más chicos de la casa. Estas estrategias no solo buscan captar su atención, sino también educarlos sobre el valor y el uso de los productos. En el ámbito peruano, marcas líderes en diversas industrias han adoptado enfoques que combinan entretenimiento y educación, creando contenido que es atractivo y formativo a la vez. Este es un segmento de consumidores que no puede ser ignorado por las marcas; al hablarles y educarlos, las marcas no solo aseguran su relevancia presente, sino que también siembran las semillas de la lealtad futura.

¡Esta historia continuará en mi próxima columna!

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