El papel aguanta todo
El papel aguanta todo

Al mismo tiempo que en la plaza pública, donde en esos momentos se presentaba, ponía su firma sobre la Proclama Ciudadana, ya teníamos otra vez al candidato de Perú Libre despotricando contra los medios de comunicación, las encuestadoras, las grandes empresas y gremios como la Confiep.

En un solo día, prensa e inversión atacadas. Como si el Perú estuviese en condiciones de prescindir de uno de los flujos más importantes con que cuenta para salir de la crisis económica, como es el capital privado. Y ni qué decir de sus ataques a los medios. No es la primera vez que los asocia, sin prueba alguna, a la corrupción.

Justamente, si esta Proclama Ciudadana, que bajo juramento público compromete a los dos candidatos a garantizar “el mantenimiento de los elementos esenciales de la democracia”, es porque el documento contiene puntos específicos respecto a la prensa y a las inversiones.

En el caso de la inversión, se les pide: “Promover el bien común con una mejor distribución de ingresos, una mayor eficiencia del gasto e inversión pública y un mayor crecimiento del país estimulando la inversión privada que crea nuevos puestos de trabajo…”.  Y sobre la prensa: “Respetar, estimular y defender decididamente la libertad de expresión y de prensa”.

Sin embargo, pese a la teatralidad con que suscribió públicamente el compromiso, Castillo continúa insultando a la empresa privada y a los medios de comunicación nacionales. Los ataques, por cierto, no son proferidos al calor del debate o los resultados adversos en las encuestas, ojo: están también plasmados en el ideario de Perú Libre, escrito por su propio dueño y jefe máximo, el sentenciado por delitos de corrupción, Vladimir Cerrón.

Preocupa –y lo explican bien los especialistas consultados para la nota publicada ayer por Perú21– que, a pesar de que las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, generan miles de puestos de trabajo en el país, se persista en mantener las señales de incertidumbre y de que no se garantizará su continuidad.

Es decir, mientras con una mano firma, con la otra blande el puño y sigue amenazando. ¿Será, pues, que para Castillo el papel aguanta todo?

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