La organización criminal enquistada en Palacio de Gobierno durante la breve, pero devastadora égida de Pedro Castillo tenía, como se sabe, otra gran vertiente delictiva aparte de los sobornos por obras públicas. Nos referimos a los ascensos en la Policía Nacional del Perú, según ha podido acreditar ya la Fiscalía en el marco de su investigación sobre la corrupción en el poder.