Turismo sin ruta

Muy justa la preocupación expresada por Juan Stoessel –gerente general de la cadena hotelera Casa Andina y una de las voces de mayor autoridad en el gremio– sobre la poca claridad con que el gobierno está decidiendo y sustentando las políticas de reactivación que atañen al turismo, uno de los sectores más golpeados por las disposiciones del estado de emergencia con motivo del COVID-19: no se distingue ni un norte ni mucho menos un plan debidamente estructurado para comenzar a recuperar el dinamismo de un rubro vital para la economía del país.

Más allá de las comprensibles restricciones a que obligan los nuevos protocolos de bioseguridad, a la actividad turística y los negocios que se nutren de ella, se les debe señalar un derrotero consistente, quizás de reaperturas paulatinas, zonificadas, que permitan trazar objetivos de corto, mediano y largo plazo, con los que las empresas puedan comprometerse sin poner en riesgo la salud de sus trabajadores, de sus clientes o de la vasta demografía que se mueve alrededor de esta actividad. Establecer, en buena cuenta, una hoja de ruta plausible para que los distintos actores, al menos, como se dice en criollo, sepan a qué atenerse.

No olvidemos que, según calculan expertos en la materia, el turismo internacional caerá un 40% este año en todo el planeta, sin distinción de continentes, países o regiones, lo que causará un daño tremendo en la industria. Países líderes en el rubro, como Italia, España, Portugal o Grecia, cuyas economías prácticamente dependen de la suerte que corra esta actividad en el año, se vienen preparando prolijamente para sus respectivos retornos a la vida pública, teniendo como prioridad inicial la recuperación de la confianza de los usuarios finales, a través de planes escalonados y una diversificación de la oferta a que obligará la resaca de la pandemia.

Tradicionalmente, el turismo ha sido siempre un fiel reactivador de ánimo y divisas al cabo de los sucesivos períodos de crisis que ha tenido el Perú. No es momento, pues, de abandonarlo a su suerte.