El texto aprobó que para las elecciones del 2031, la participación de mujeres alcance el 50%.(Foto: Mario Zapata)
El texto aprobó que para las elecciones del 2031, la participación de mujeres alcance el 50%.(Foto: Mario Zapata)

Un aniversario se celebra. El nuestro nos coge en un drama. No hay reforma que adecente la política; la sensación es que se ha hecho a medias. Mediocre es la palabra. La inmunidad se queda con quienes la han maltratado. La reforma no está para celebrar. Se ganó con la paridad y la alternancia, pero se perdió con el voto preferencial que soportaremos —en voto y resultado— hasta 2026. El Congreso nos quiere aguar la fiesta.

Qué distinto es ver a Gladys Tejeda, a Christian Pacheco, a Marcela Castillo, a Hugo del Castillo. Nuestros deportistas nos hacen celebrar. Nos hacen respirar largo y pausado al mirar esta tierra del inca que el sol ilumina. Carlos Neuhaus se ha coronado como el más aplicado gestor del año; ha superado a todo el aparato estatal. Aprendamos de él para llevar su trabajo a la cosa pública. El deporte le devuelve la fiesta a la patria.

Pedro Olaechea es el nuevo presidente del Congreso. Ofrece concertar y atacar los grandes problemas del país. La duda está en si lo logrará. Ha sido elegido con los votos de quienes han hecho todo lo contrario. Olaechea extiende las manos, pero los que lo llevaron a la presidencia —salvo algunas excepciones— las tuvieron cruzadas todo este tiempo. Olaechea tiene buenas intenciones, pero el camino al infierno está empedrado con buenas intenciones. Sus críticos lo tildan de topo; nótese que su lista consiguió reconciliar a Fuerza Popular y Cambio 21. Unos celebran, otros no. La patria sigue enfrentada. La política pisotea la bandera.

El mensaje de Vizcarra debe inspirarse en Neuhaus y nuestros deportistas. Ningún cierre del Congreso iba a significar ganar en buena lid. Eso habría sido una mala borrachera, no una fiesta. El deporte y la política parecen de dos países distintos. Celebremos como se pueda. El drama igual nos encanta.