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Del mal menor al mal peor
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Se juega una segunda vuelta entre antis y no entre candidatos. ¿Le ganará el antiizquierdismo al antifujimorismo o viceversa? Pedro Castillo tiene discursos disruptivos, socialconfusos, que atentan contra las libertades económicas y el marco institucional del país, tratando, día por medio, de “acomodar” anuncios en plazas sobre desactivar la Defensoría del Pueblo, el TC, una Asamblea Constituyente y la disolución del Congreso si no atienden sus propuestas.
Por su parte, el opositor más grande de Keiko Fujimori es ella misma y el sentimiento antifujimorista alimentado por décadas y como resultado de acciones propias en un pasado reciente.
Ella tiene el enorme desafío de garantizar el modelo pero proponiendo reformas revolucionarias que incluyan a los marginados, empobrecidos y olvidados. Coincido con el colega Juan Carlos Tafur que puede haber un final de fotografía, con un marcador parcial a favor de Pedro Castillo porque, además de la novedad que llena el espacio del antisistema para una ciudadanía harta del establishment, aún resulta novedoso en su verbo, perfil y estilo.
El candidato Castillo está evitando responder a la prensa en entrevistas largas. Contesta con evasivas y a cuentagotas. Tiene una seguridad férrea para que no se le acerquen. Se compromete a dar a conocer a su equipo técnico, pero no lo hace.
En otras palabras, está meciendo a muchos periodistas con pocas respuestas ante tanta incertidumbre.
Esperemos que ambos candidatos estén dispuestos, sin ambages, a ser parte de los debates propuestos por el Jurado Nacional de Elecciones para que los peruanos tengamos la información de primera mano y podamos tomar una mejor decisión.
Es momento de conocer detalles de quiénes gobernarían con Castillo o Fujimori, quiénes estarían en un premierato, en el MEF, en Defensa, para que nuestra decisión esté mejor sustentada. El Perú se está jugando su salud y su viabilidad.
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