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De Virú a Fort Lauderdale
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El conflicto en el norte en torno a la nueva Ley Agraria pone nuevamente de manifiesto la ausencia de plataformas políticas que sirvan para canalizar efectivamente demandas ciudadanas. Los partidos prácticamente no existen y los políticos no representan. Lo que ocurre en La Libertad, con APP y los Acuña, es particularmente llamativo.
Mientras Virú estaba paralizado y desangrando, César Acuña aterrizó en San Juan de Lurigancho para bailar con el salsero Josimar. La justificación es que estaba lanzando su plancha presidencial, pero no deja de ser chocante la celebración cuando su región está de luto. El caso de Luis Valdez, legislador por La Libertad, es más rochoso. Se fue a Miami de juerga cuando la manifestación hervía, luego de que se supiera de la muerte de dos personas y se hiciese pública la foto tomada por el reportero gráfico Iván Orbegoso donde se ve a un policía vestido de civil disparando contra los manifestantes.
El argumento de Valdez para justificar su viaje lo evidencia aún más: “ha sido planificado con mucha anticipación”. César Acuña lo remató: “su accionar ha sido como el de cualquier ciudadano”. ¿Cómo es eso? Un legislador no tiene las mismas responsabilidades que un ciudadano que no postuló al Congreso. Ser legislador conlleva obligaciones distintas, donde lo personal está subordinado a las obligaciones funcionales. Si la región que representas está ardiendo, cancelas tu viaje. ¿Para qué eres, si no, ‘Padre de la Patria’? Un padre responsable no se va de fiesta cuando un hijo está enfermo.
El viaje de Valdez a Miami es sintomático de una casta legislativa cuya desconexión con los electores es tan grande como los kilómetros que separan a Virú de Fort Lauderdale.
Si algo positivo puede salir de esto es una lección para los que aspiran llegar al Parlamento: si no serán capaces de asumir un compromiso 24/7 durante 5 años, renuncien. No estamos para financiar a vacacionistas.
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