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Corrupción sin cambios
“Que la corrupción también carcomió los cimientos de esta mal llamada “reconstrucción con cambios” no hay duda alguna”.
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El informe de la Contraloría General de la República sobre el desempeño de la ‘Autoridad para la Reconstrucción sin Cambios’ no deja lugar a dudas sobre el pésimo trabajo realizado.
Adicionalmente, todo el Perú es testigo en estos momentos de los graves daños que están padeciendo millones de compatriotas en las regiones del norte del país y de Lima. Un proyecto que, lanzado con bombos y timbales, desgraciadamente no ha logrado impedir el tremendo drama social que nos traen las imágenes.
Según el órgano de control, la razón principal de que el proceso de la ARCC se haya ido –literalmente– al agua, es debido a que en los últimos seis años no se han solucionado problemas integrales en el manejo de las cuencas y, paralelamente, se hayan desembolsado millones de soles en consultorías para estudios y obras que han servido de poco y nada.
Que la corrupción también carcomió los cimientos de esta mal llamada “reconstrucción con cambios” no hay duda alguna. Y es que el dato aportado por la Contraloría es contundente: 845 funcionarios, de los tres niveles de gobierno, han sido identificados con responsabilidades de diferente tipo (penal, civil y administrativa). Todos ellos acumulan un total de 1,982 responsabilidades: 715 penales, 206 civiles y 1061 administrativas.
Cifras realmente ominosas, que cobran un estatuto delictivo de la mayor crueldad viendo cómo la pasan en estos días tantos peruanos que han perdido vidas, trabajos y pertenencias, gracias a la bajísima estofa de estos funcionarios, sobre los cuales debe caer todo el peso de la ley.
Lo que corresponde ahora es conocer el nombre y apellido de estos malos funcionarios, alcaldes y gobernadores que se metieron el dinero de la reconstrucción o de la prevención a sus bolsillos, o que fueron negligentes en sus funciones y obligaciones como autoridades.
La corrupción sigue siendo una lacra que al Perú le cuesta muchísimo extirpar. Esperemos que los poderes del Estado, principalmente en el Ejecutivo y el Congreso, no se vayan a prestar, como en anteriores ocasiones, a encubrir prácticas delictivas y, esta vez, apoyen a la Contraloría y a la Fiscalía.
Desde ya la prensa independiente se mantendrá alerta y aportará lo suyo en esta imprescindible e imperiosa tarea de saneamiento de todos los estamentos de la administración pública.
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