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Convirtiendo violadores en asesinos
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Esta vez fue el mismo presidente Vizcarra. “Pena de muerte para los violadores”, dijo. “Hay que analizarlo. No podemos descartar esa opción”.
Analicemos entonces, pero no en el plan populista de quien dice lo que los demás quieren escuchar para ganar el favor de la gente. Usemos un poco de inteligencia.
No voy a entrar al asunto jurídico de si podemos o no introducir la pena de muerte por violación sin romper la Constitución o un tratado internacional. Voy a entrar en algo más práctico: qué dice la economía.
Asumamos que un delincuente va a evaluar los costos y beneficios de delinquir. Eso está en la base de la idea de Vizcarra cuando pretende desincentivar violaciones con su idea y así proteger a las mujeres. Para ello el delincuente ve el beneficio de delinquir. Por ejemplo, matar a un tío para heredar tiene por beneficio el valor de la herencia. Por otro lado, el costo principal es el de ser sancionado. Usualmente es el de ir preso.
Pero no todos los delincuentes van presos. Solo terminan en la cárcel los que son detectados y sancionados. Entonces el delincuente calcula, no la magnitud total de la sanción, sino la magnitud esperada que es la multiplicación de la pena total por la probabilidad de ser atrapado.
Es como cuando te pasas la luz roja a las tres de la mañana. Como a esa hora casi no hay policías es poco posible que te detecten. Si la multa es de 500 pero hay solo una posibilidad entre 100 que te detecten, la verdadera multa (la esperada) es 5 soles (500/100). Cualquier beneficio superior a cinco soles te hará pasarte la luz roja. Por eso la gente cruza más la luz roja a las tres de la mañana que a las 12 del día.
Si bien parece que la multa es igual, en realidad no lo es. La posibilidad de detección cambia según la hora. A medio día quizás sea de uno de cada dos casos. Entonces la multa es en realidad de 250 (500/2).
Los violadores, como todos los delincuentes, actúan para reducir posibilidad de detección. Por eso la violación ocurre en un lugar apartado, o el criminal tiene una relación de autoridad con la víctima que reduce el riesgo que lo delate.
Se reduce la posibilidad de ser detectado matando a la víctima. Si muere, no habrá testigo. Las estadísticas muestran que si la víctima muere, es menos probable obtener una condena.
Luego de la violación el criminal puede evaluar matar a la víctima para reducir la posibilidad de ser detectado y condenado. Ese es el beneficio de matar. ¿Y cuál es el costo? Usted dirá: “la pena por asesinato”. No es así.
Producida la violación, siendo que te haces acreedor a la pena de muerte, matar a la víctima te sale gratis: si la matas no pueden aplicarte dos penas de muerte. Conclusión: el violador tiene todo el incentivo para matar a la víctima.
La violación es un delito terrible e inhumano. De los peores que hay. Podemos fácilmente, como Vizcarra, caer en el facilismo de hablar sin pensar y sin analizar lo que se dice.
Lamentablemente esa parece ser una costumbre de nuestro presidente que, por hablar para la tribuna, pierde una excelente oportunidad de quedarse callado.
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