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Combatamos el crimen con evidencia
"Debemos concretarnos más en instituciones como la Policía Nacional y menos en implementar la cadena perpetua o la pena de muerte".
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Desde hace ya buen tiempo, uno de los temas que más nos preocupa a los peruanos es el de la inseguridad ciudadana. Aprovechándose de ello, nuestros políticos han solido proponer soluciones inefectivas pero en apariencia sensatas para solucionar este problema. Algunos incluso han ido más lejos y han propuesto medidas que ni siquiera están dentro de las competencias del cargo al que postulan. Renzo Reggiardo, por ejemplo, ha señalado que él declarará a Lima en estado de emergencia si llega a la alcaldía a pesar de que la Municipalidad Metropolitana de Lima no tiene ninguna potestad para tomar esta medida.
Si queremos saber qué medidas podrían ayudarnos a reducir la inseguridad ciudadana, en lugar de perder el tiempo discutiendo políticas no sustentadas en evidencia -la castración química, por ejemplo- debemos enfocarnos en lo que nos dice la evidencia disponible sobre prevención del delito. Y, ciertamente, esta señala la certeza de la detención es un disuasor mucho más efectivo que las penas draconianas. En otras palabras, debemos concretarnos más en instituciones como la Policía Nacional y menos en implementar la cadena perpetua o la pena de muerte.
En una amplia revisión de la literatura especializada ("Deterrence in the Twenty-First Century"), el criminólogo Daniel Nagin encontró que incrementar la visibilidad de la Policía por medio de la contratación de más efectivos o la reubicación de más efectivos en las calles está asociado con la reducción de los reportes de victimización y los intentos de delinquir. Como concluye Nagin: "la efectividad del control del delito mejoraría si se redirigen los recursos de las correcciones a los métodos de vigilancia que mejoran la efectividad de la Policía en su rol de guardián oficial".
En el Perú gastamos bastante poco en el sistema penitenciario (corrección), pero conocer lo que nos dice la evidencia debería llevarnos a rechazar métodos costosos e inefectivos para la disuasión como la construcción de cárceles a 4 mil metros de altura (propuesta de Keiko) o el aumento de penas que ya son largas. En vez pedir más y peores castigos, preocupémonos por eliminar la corrupción dentro de la Policía, por darles los recursos necesarios (¡hay comisarías que no tienen ni Internet) y porque en departamentos como La Libertad hay solo un policía por cada 450 habitantes cuando la ONU considera como "aceptable" que haya uno por cada 250.
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