Claudia Cooper: Perú en el camino de la diversificación

En su visita a España, el presidente Humala ha afirmado con convicción que el buen camino de crecimiento y reducción de la pobreza –que ha fracasado– se ha logrado gracias a una política económica consistente en su responsabilidad fiscal. Afirmó además que de las crisis de los 70, 80 y 90, los peruanos se convencieron de lo que no quieren: ni hiperinflación, ni dictaduras. Lo que diferencia a su gobierno, añade, es el destino de la renta que genera crecimiento, la apuesta por una política social y la priorización de la educación, que desea convertir en política de Estado, y que al igual que la macroeconomía, cuente con el consenso de todos. En ese punto, se ha llegado a un importante consenso, pero se requiere que el crecimiento dote de los recursos para el financiamiento. Cabe preguntarse si el crecimiento basado en los metales es sostenible.

Humala menciona también la diversificación productiva, que permite pasar de materias primas a industrialización. Se centró en la infraestructura, no solo para la diversificación, sino para lograr la inclusión. Afirmó que es esencial para reducir la desigualdad entre la costa y las regiones más remotas del país, y entre la población de renta más alta y la más desfavorecida. Aquí también hay consenso.

Para la ejecución de los proyectos, el gobierno ha continuado impulsando las asociaciones público-privadas, obras por impuestos, carreteras, gasoductos, líneas del Metro, centrales eléctricas, puertos, escuelas, hospitales, adjudicados bajo estos mecanismos. Empero, la discrepancia está en la confianza en el sector privado y la ejecución del gasto público, aún lenta y desconfiada. La prudencia fiscal ha mostrado enormes beneficios, pero el gasto público puede ser un importante catalizador de inversión privada. Así, la prudencia fiscal es clave, pero si esta resulta exagerada por la falta de confianza, entonces aparecen las divergencias.