Claudia Cooper: Las AFP

La caída de los mercados afectó la rentabilidad de los inversionistas globales y también de las AFP, que registraron pérdidas en los últimos 3 meses. Sin embargo, el análisis trimestral sobre la performance de un portafolio de largo plazo no es lo más justo. Y concluir que el sistema no funciona porque las pensiones actuales no son satisfactorias es también una reflexión incompleta, ya que el sistema es relativamente nuevo y no hay aún una promoción de jubilados que permita medir razonablemente el nivel de la tasa de reemplazo.

Y es que este análisis solo contempla cuánto reciben los pensionistas, desvinculándolo totalmente de cuánto invirtieron en su jubilación.

La comparación con otras alternativas también debe ser más rigurosa. Las más mencionadas son los depósitos en empresas de alto riesgo relativo o la inversión inmobiliaria, cuya rentabilidad suele estimarse sin incluir costos legales o administrativos, por no mencionar el riesgo de poner todos los huevos en una misma canasta. Las AFP, no solo brindan diversificación (que cubre el riesgo de pérdida total de un activo) sino que ofrecen un no percibido servicio de administración legal y operativa de las inversiones, e incluyen un seguro que salva a muchas familias en caso de muerte o inhabilitación. Tampoco comprende el poder de la capitalización. La rentabilidad se capitaliza continuamente, lo que permite su crecimiento exponencial. Así, una rentabilidad de 6% anual permite a un afiliado más que triplicar su inversión si ahorra para su pensión 30 años y más que cuadriplicarla si lo hace por 40 años.

Detrás de tanto escepticismo podría estar el hecho de que muchos no queremos sacrificar bienestar actual para enfrentar el nada placentero hecho de que algún día vamos a envejecer, y que hacerlo dignamente no está garantizado. Más aún si cada día los seres humanos vivimos más años y las familias se sustentan en menos hijos que nos sirvan de seguro contra ello.