Ser ambulante en la pandemia. (GEC/Leandro Britto)
Ser ambulante en la pandemia. (GEC/Leandro Britto)

Sabina corría huyendo de un operativo contra el comercio ambulatorio cuando cruzó la pista y un conductor la atropelló. En declaraciones a los medios, su familia decía que ella recién había optado por salir a la calle a vender pues ya no tenía qué darles de comer a sus hijos. Hay quienes les reclaman a los vendedores ambulantes que no cuidan sus vidas al salir a exponerse al virus, pero en lo que no reflexionan es en que, precisamente, están saliendo a cuidar sus vidas al buscar dinero para alimentarse y pagar el alquiler.

En un contexto tan duro como este, en un país donde el 68% de la población trabaja en el sector informal y en el que solo en Lima un millón de personas han perdido sus empleos, ¿es posible encontrar un equilibrio entre el comercio ambulatorio y la formalidad? Desde Ocupa Tu Calle y Lima Cómo Vamos “creemos que es urgente reconocer la importancia del comercio en la vía pública como parte activa de la vida colectiva y cultural de nuestras ciudades. Negar la calle y sancionar el acceso al trabajo agrava la situación de vulnerabilidad. El comercio ambulatorio puede ser una oportunidad si se articula con una estrategia eficiente para descentralizar de forma ordenada, participativa y segura, el acceso a bienes y servicios necesarios en esta coyuntura. Ahora más que nunca los espacios públicos deben ayudarnos a luchar contra la desigualdad urbana y la emergencia del COVID-19”.

Por ello, es necesario simplificar procesos para su registro, acercándolos a la formalidad antes que alejándolos de ella, ofreciendo beneficios; identificando lugares de instalación temporal, reasignando los usos de espacios que hoy están desaprovechados como patios de escuelas o losas deportivas para atender, especialmente a las zonas que se encuentren alejadas de centros de abastos y reducir desplazamientos. También es importante implementar y adaptar las calles para que exista seguridad y salubridad a la vez que debe capacitarse a los comerciantes sobre los protocolos de seguridad para evitar contagios. Estamos seguros de que los fiscalizadores e inspectores serán de mayor utilidad ordenando y guiando el comercio en calle que correteando a los vendedores informales y arrebatándoles sus mercancías.