[OPINIÓN] Mariana Alegre: “Recuperando un río”

En las alturas de la cordillera de los Andes, específicamente en el nevado de nombre Paca -ubicado en Huarochirí-, nace el río Rímac, a 5,508 m.s.n.m. Desde su punto de origen recorre 204 kilómetros hasta desembocar en el mar por el Callao. Solo en Lima Metropolitana atraviesa ocho distritos complejizando la gestión integral de la Cuenca.

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El río Rímac, además, transcurre por el corazón de nuestra ciudad: el Centro Histórico. Y, cada que pasamos por ahí, vemos cómo languidece, cómo nos muestra la contaminación que arrastra desde río arriba. El Río Hablador, símbolo de nuestra capital, yace casi moribundo, a pesar de que es la fuente principal de agua para los habitantes de Lima y Callao. Y es que quienes vivimos en Lima nos enfrentamos a un enorme riesgo hídrico y nuestra vulnerabilidad se incrementa cada año con las amenazas que trae el cambio climático así como los fenómenos naturales que se exacerban cada vez más.

Por ello, resulta muy importante atender la problemática de nuestro río y eliminar las fuentes de contaminación, como los vertederos ilegales -domiciliarios e industriales-, los residuos sólidos y los riesgos de caída de relaves mineros. La basura y las aguas contaminadas acaban en el mar, extendiendo el problema ambiental y afectando también al ecosistema costero y a toda nuestra sociedad.

Esta semana participamos en una visita exploratoria al río Rímac junto con una delegación de la Unión Europea, formada por embajadores y representantes de embajadas, organizaciones públicas y de la sociedad civil. Gracias a la gentil colaboración de Prolima y, especialmente, del Proyecto Especial Paisajístico del Río Rímac -quienes están desarrollando una intervención integral en el tramo del río que se encuentra en el Centro Histórico-, pudimos conocer in situ sobre las problemáticas del río Rímac y la urgencia para actuar en pos de su recuperación.

Fue agradable conocer las acciones que se llevarán a cabo con este proyecto: desde plantar vegetación autóctona, que a través de su consistencia y raíces profundas sirva para contener los embates del crecimiento del cauce, hasta la reformulación de la explanada del Parque de la Muralla para transformarla en una plaza inundable y así generar infraestructura resiliente a la naturaleza. Si bien estas acciones no van a limpiar el agua del río, sí podrán demostrar que es posible recuperar y rehabilitar un ecosistema y así servir de ejemplo para recuperar otros cuerpos de agua en nuestro país.