El último reporte del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) nos indica que los gases de efecto invernadero continúan subiendo, señala la columnista.
El último reporte del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) nos indica que los gases de efecto invernadero continúan subiendo, señala la columnista.

Sí, ya sé que el título es fatalista y desesperanzador pero, aprovechando la “celebración” por el Día de la Tierra, es importante hablar sobre el riesgo inminente de que la especie humana inicie su extinción. De acuerdo a la más reciente información científica, el punto de no retorno se encuentra a solo tres años de distancia (el 2025). El último reporte del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) nos indica que los gases de efecto invernadero continúan subiendo y que los planes para atender el cambio climático no son lo suficientemente ambiciosos ni exigentes para lograr aguantar el calentamiento a un 1.5 grados Celsius sobre los niveles preindustriales. Los científicos indican que este es el umbral de temperatura que nos permitiría evitar tener impactos más catastróficos.

Pero, ¿acaso esto no suena a ciencia ficción? Como es usual, la realidad la supera y los efectos del calentamiento global traerán consigo una serie de desajustes climáticos que acabarán con muchas especies y afectarán a múltiples ecosistemas, potenciando tormentas más fuertes, inundaciones y deshielos, así como sequías y escasez de alimentos. La especie humana y todas las demás enfrentaremos amenazas de sobrevivencia serias y solo quienes puedan adaptarse podrán continuar existiendo.

Las ciudades, por supuesto, son otra fuente de riesgo para el planeta. Es sabido que la concentración humana y la consolidación del territorio en urbes generan islas de calor cuyos efectos no son atendidos adecuadamente y perjudican la vida de entornos naturales, contaminan fuentes de agua y potencian la vulnerabilidad. Así pues, el futuro de la humanidad sería poco auspicioso.

Seguro tú que lees esta columna estás pensando en qué es lo que podemos hacer para evitar esta tragedia y lamento traerte otra mala noticia. Pues no mucho, al menos a título individual. No, dejar de usar cañitas o reducir tu consumo de bolsas plásticas no servirá de mucho, tampoco reciclar ni reducir tu consumo de carne o buscar solo aquellos productos con el sello de orgánico. Lamentablemente, las acciones que se requieren son más serias y requieren cambios estructurales del modelo productivo, eliminar nuestra dependencia de combustibles fósiles y, al fin y al cabo, aprender a vivir desde una sociedad diferente.

El antropoceno capitalista ya está llegando a su fin y, en este caso, no son los más fuertes los que sobrevivan, sino quienes mejor se adapten y puedan construir comunidad desde la idea de lo común. La vida va a transformarse y vamos a ser testigos de este cambio queramos o no.