Algunos rubros vinculados a la salud, al turismo y ecoturismo (...) presentan bajos niveles de inversión, señala la columnista.
Algunos rubros vinculados a la salud, al turismo y ecoturismo (...) presentan bajos niveles de inversión, señala la columnista.

En el corazón de la capital peruana, la gestión del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, ha sido objeto de creciente preocupación y críticas. A medida que la ciudad enfrenta una serie de desafíos, como la rampante inseguridad ciudadana, la preocupación por los efectos climáticos, la creciente pobreza y las absurdas prohibiciones al uso y disfrute de los espacios públicos, la ciudadanía cuestiona el trabajo del alcalde y hace notar que siente su ausencia como líder de la principal urbe. Por ello, no resulta sorpresivo que la aprobación del alcalde haya ido decayendo con el pasar de los meses, como reveló la última encuesta de Datum.

Una de las principales preocupaciones que resuena en las calles limeñas es la ola de inseguridad ciudadana. Los informes de robos, asaltos y violencia urbana han ido en aumento, lo que generado temor entre los residentes. La sensación de inseguridad no solo afecta la calidad de vida, sino que también obstaculiza el desarrollo económico y social de la ciudad. La falta de estrategias efectivas para abordar este problema ha llevado a un sentimiento generalizado de desconfianza hacia la capacidad del gobierno municipal (y nacional) para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Apoyo mostraba que dos de cada diez peruanos declaran haber sido víctima del robo de su celular y en Lima.

Por otro lado, con la revisión de la ejecución presupuestal del municipio metropolitano a la fecha, nos encontramos con que algunos rubros vinculados a la salud, al turismo y ecoturismo, a la atención al adulto mayor y a la prevención de riesgos presentan bajos niveles de inversión pese a tener recursos asignados. Aunque hay muchos rubros en los que la municipalidad sí ha logrado una ejecución al 100%, resulta importante preguntarnos por qué estos proyectos no. Varios de esos proyectos, destinados a mejorar la calidad de vida de los residentes, representan inversiones pequeñas comparativamente hablando, pero igual se ha dejado sin atender a sus beneficiarios.

Ante estos desafíos, la ciudadanía exige respuestas y acciones concretas. La transparencia en la gestión y la rendición de cuentas son elementos claves para restaurar la confianza en la administración local. Además, es imperativo implementar políticas integrales para abordar la inseguridad ciudadana, involucrando a la comunidad en la planificación y ejecución de soluciones.

Los limeños anhelan un liderazgo comprometido con el bienestar de la ciudad y la seguridad. Es hora de que la administración local responda a las necesidades de la comunidad. Lima merece un futuro más seguro y próspero.