La prohibición general del oficio de limpiaparabrisas es una tragedia para muchas personas que de esa manera se ganan unas monedas cada día. (FOTO: GEC)
La prohibición general del oficio de limpiaparabrisas es una tragedia para muchas personas que de esa manera se ganan unas monedas cada día. (FOTO: GEC)

Entre la histeria colectiva que empezó a cundir entre las autoridades por la populista y efectista prohibición a los limpiabrisas, las cada vez más mujeres asesinadas por perversos machitos, las coimas que quieren pasar caletamente algunos gerentes municipales y los torpes retrocesos al no aprobarse el plan de movilidad urbana sostenible en Arequipa, poca es la esperanza que nos queda de lograr alguna vez ciudades más humanas, más justas y más sostenibles.

La prohibición general del oficio de limpiaparabrisas es una tragedia para muchas personas que de esa manera se ganan unas monedas cada día. Por supuesto, es necesario controlar a los delincuentes que se disfrazan de limpiaparabrisas, así como a los que se disfrazan de taxistas o de congresistas, pero eso no supone eliminar de raíz profesiones. Especialmente, hay que atender a la vulnerabilidad de aquellos oficios que se dan en la calle, puesto que suelen ser, en muchos casos, la última alternativa para quien los ejecuta. ¿O crees que es por voluntad que adolescentes o muchachos jóvenes se dedican a limpiar las ventanas de los autos por un sol miserable?

Si así se tomaran en serio las muertes de mujeres a manos de feminicidas o las violaciones de niñas, quizá podríamos sentirnos más seguras, pero eso no les importa. No se les ocurre imponer prohibiciones de ningún tipo, no hay reclamos a la Policía para que haga bien su trabajo y no declaren lesiones leves a lesiones que matan, no hay exigencias a los jueces para que dicten sentencias justas y no den migajas de justicia a las familias de las víctimas.

Si así de firmes se pusieran con los funcionarios corruptos, los que piden donaciones a cambio de convenios y exigen coimas por licencias de construcción o de funcionamiento, podríamos tener una sociedad con más confianza. Pero, si no solo los avalan sino que los protegen, poco podemos hacer como vecinos para combatirlos. Exigiremos información y transparencia para minimizar la trampa edil.

Quizá la razón pueda persistir en regiones, ya que en Lima parece que todo está perdido, quizá en Arequipa se den cuenta de que el Plan de Movilidad Urbana Sostenible que acaban de desaprobar en realidad les traerá enormes beneficios. Quizá se den cuenta de que el sector turístico se verá beneficiado, que los negocios prosperarán y que la calidad de vida del arequipeño mejorará. Ojalá se den cuenta para que no acaben convertidos en la capital. Tanto se precia Arequipa de ser diferente pero por ahora solo está imitando las malas prácticas de la ciudad mayor, pudiendo hacer las cosas mucho mejor.