Los reportajes de los noticieros exhiben imágenes de mercados llenos de gente. Casi pareciera que no estamos en cuarentena, pues la acumulación, el bullicio y el caos nos son demasiado cotidianos en la ciudad.

¿Por qué se llenan los mercados? Además de ser una fuente habitual de productos alimentarios, los mercados ofrecen productos a un precio más barato que bodegas y supermercados.

En Lima existen 1,122 mercados de abastos, según el Censo Nacional de Mercados de Abasto (2016). La mayoría de ellos son mercados minoristas aunque hay varios mixtos. Por supuesto, también están los mayoristas desde los cuales se distribuyen los alimentos.

Los ciudadanos necesitamos abastecernos de alimentos y es importante que nuestros barrios y distritos cuenten con mercados ubicados estratégicamente para que permita que los ciudadanos accedan a ellos sin necesidad de traslados largos. Sin embargo, hay dos problemas importantes, que se exacerban en la crisis.

En primer lugar, la mayoría de mercados en el país son privados. Sólo el 25.4% de los mercados peruanos se encuentran bajo la administración de un gobierno local.

Esto, aparentemente, genera una mala coordinación para atender una situación como esta pandemia.

En redes sociales, los vecinos denunciaban que varios mercados minoristas se encontraban cerrados y, por lo tanto, debían acceder a los mayoristas poniéndose todos en riesgo.

El segundo problema tiene que ver con las condiciones de estos mercados. Según el censo ya mencionado, en Perú de los 2,612 mercados existentes un 7.4% no cuenta agua potable, un 9.3% no tiene alcantarillado y un 5% no tiene alumbrado. Pero lo que es aún peor, un 66.6% no cuenta con contenedores de basura. Son estas las condiciones en las que pedimos a los ciudadanos que compren sus alimentos.

Hay que entender que la seguridad alimentaria debe garantizarse a partir de puntos de abastos que estén cerca de donde vivimos. Así, las condiciones espaciales de ubicación son tan importantes como las condiciones físicas y de operación.

Ahorita mismo toca que articulen los municipios con los mercados y descentralizar la oferta con ferias provisionales que guarden la distancia social necesaria en estos tiempos y que puedan proveer de alimentos a todos.

Los mercados son fundamentales y pueden potenciarse como el corazón de nuestros barrios, especialmente, en el aún incierto futuro que le espera a nuestras ciudades, pero en el que todo parece indicar que los nodos comunitarios son los que podrán salvarnos.

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