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Carlos Tapia: Partidos descentralizados
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1).- Aproximadamente el 80% de los congresistas elegidos no han tenido mayor experiencia partidaria. En realidad, los comités partidarios de las regiones ya ni existen. Sencillamente por falta de uso. Su descrédito –por depender de Lima– fue de la mano con el cierre de sus locales. Las constantes victorias de los movimientos regionales y municipales hicieron que los propios militantes de los "partidos nacionales" prefirieran integrar las listas de aquellos. Ni qué decir de los "vientres de alquiler" o de fugaces partidos nacidos de la compra de una inscripción cualquiera.
2).- Es que a nadie le gusta militar en un comité partidario que no decide nada. ¿Dónde está la falla? Aunque no se crea, en el modelo leninista –sí, de Lenin– de la organización partidaria que hasta en la derecha todavía se mantiene. El llamado "centralismo democrático" impuesto por los bolcheviques consideraba tres componentes: la subordinación de la minoría a la mayoría, de los organismos inferiores a los superiores y de todo el partido al Comité Central (la cúpula). Útil para tomar por asalto el palacio de San Petersburgo, pero no para discutir propuestas programáticas, convencer a la población y participar en elecciones.
3).- ¿Qué proponemos? Que los comités de los partidos en las regiones saquen un kit para inscribirse, también, como miembros de un movimiento regional (MR) propio, con el nombre que se crea conveniente.
La ley permite ese tipo de doble militancia. Y así, los candidatos al gobierno regional y a las alcaldías, con su propio programa, serían elegidos por los militantes de la región. Van a ver cómo se empoderan y cómo la cúpula limeña empezará a enamorarlos.
4).- Y, también, verán cómo la elección de los candidatos al Congreso será respetada por la cúpula. Es que la democracia partidaria se conquista, no se ruega.
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