El carismático rostro de la esperanza venezolana

Juan Guaidó es mucho más que el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela. El joven político es el hombre que ha rescatado un liderazgo para la oposición y conseguido el respaldo y reconocimiento de medio centenar de países. Para más de la mitad del planeta, Guaidó es el presidente “encargado” y encarna la mejor oportunidad que hoy por hoy tienen los venezolanos para acabar de una vez por todas con la dictadura corrupta de Nicolás Maduro y finalmente, luego de dos décadas de chavismo, recuperar su derecho a tener elecciones libres.

La polémica que rodea ahora al carismático Juan es su posición respecto a la posibilidad de permitir una intervención militar liderada por Estados Unidos.

Según su círculo más cercano, no es que Guaidó sea ni por asomo un discípulo de Trump; lo que sucede es que la realidad de las Fuerzas Armadas de su país es sumamente compleja. Uno de sus colaboradores nos cuenta al teléfono que Hugo Chávez acabó con la conciencia patriótica del Ejército cuando importó ciudadanos cubanos a quienes de un día para otro convirtió en soldados, coroneles y generales con nacionalidad venezolana (desplazando a los militares de carrera que no se sometieran a su gobierno).

Son ellos y una clase nacional corrupta los que tienen el control de las industrias estratégicas, incluida la producción petrolera. Muchos forman parte de un cártel del narcotráfico que opera con total impunidad, enviando droga que ingresa por Colombia a los Estados Unidos. Todo a cambio de su lealtad a la causa bolivariana.

Por eso es que Juan Guaidó, a quien muchos comparan por su carisma con Barack Obama, no habría descartado la amnistía para los disidentes que se pasen a su lado. Luego de eso, “el rescate financiero será rápido”, asegura. Que así sea.