"En mi experiencia, he observado un fenómeno interesante: la tendencia de las personas a responder con “bueno” o “bien” de manera casi automática cuando se les pregunta acerca de su experiencia o satisfacción". (Foto: Asociación Peruana de Psicología Analítica APPA)
"En mi experiencia, he observado un fenómeno interesante: la tendencia de las personas a responder con “bueno” o “bien” de manera casi automática cuando se les pregunta acerca de su experiencia o satisfacción". (Foto: Asociación Peruana de Psicología Analítica APPA)

En el mundo del comportamiento del consumidor, el lenguaje juega un papel esencial para comunicar percepciones y emociones. Aunque algunas palabras y expresiones parecen simples, su significado y uso pueden ser sorprendentemente complejos. Un ejemplo destacado de esto se encuentra en términos como “bueno” o “bien”.

En mi experiencia, he observado un fenómeno interesante: la tendencia de las personas a responder con “bueno” o “bien” de manera casi automática cuando se les pregunta acerca de su experiencia o satisfacción. Esta respuesta aparentemente inofensiva a menudo actúa como un camuflaje para emociones menos positivas.

¿Por qué esta ambigüedad en la respuesta “bueno”? ¿Qué implica realmente cuando alguien dice que algo está “bien”? Pienso que esta respuesta podría ser un reflejo de una evaluación menos positiva de una experiencia o producto. En lugar de expresar entusiasmo o satisfacción genuina, “bueno” puede ser interpretado como un equivalente a “más o menos” o “regular”. Esta interpretación se ve respaldada por la observación de que es poco frecuente escuchar respuestas extremas como “excelente” o “muy bueno”, así como también “muy malo” o “pésimo”. Parece haber una aversión a expresar emociones demasiado positivas o negativas, lo que lleva a una tendencia hacia el término medio de “bueno”.

Los profesionales del marketing deben reconocer que las respuestas de los consumidores pueden no siempre reflejar su verdadera satisfacción o insatisfacción. Es esencial emplear preguntas adecuadas y una metodología apropiada para interpretar los resultados con precisión. Además, es crucial profundizar más allá de las respuestas superficiales y buscar comprender las emociones subyacentes que pueden estar enmascaradas por términos como “bueno”. Esta ambigüedad en el lenguaje también puede influir en las decisiones de compra y la lealtad a la marca, ya que los consumidores pueden utilizar términos neutros para ocultar emociones menos positivas, lo que afecta su comportamiento de compra.

Existen diversas razones por las cuales las personas tienden a responder con “bueno” o “bien” en la mayoría de las situaciones. En primer lugar, esta respuesta puede percibirse como una forma educada de comunicarse, aunque no necesariamente refleje los verdaderos sentimientos del individuo.

Además, muchas personas evitan expresar opiniones extremas o emociones intensas para evitar conflictos o confrontaciones. Esta tendencia también puede atribuirse a la presión social para mantener una imagen positiva y evitar ser percibido como negativo o quejumbroso.

A veces, las personas responden con “bueno” o “bien” sin reflexionar profundamente sobre su verdadera opinión o experiencia. Además, el uso repetido de ciertas palabras o frases puede convertirse en un hábito lingüístico, especialmente si se observa que otros en el entorno social utilizan esas mismas expresiones con regularidad.

Vamos a poner a prueba la premisa ahora: sinceramente, ¿qué opinas de esta columna? Si consideras que es excelente, muy buena, muy mala o pésima, felicidades por ser parte de un grupo reducido de personas auténticas que expresan lo que realmente piensan. En cambio, si la encuentras simplemente regular o buena, déjame decirte que eres ¡buena gente!

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