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Baguazo judicial
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A falta de blindajes congresales, bienvenidos los juzgados de provincia; mientras más recónditos, mejor, porque es en esos pliegues del mapa patrio donde se suelen refugiar los malos magistrados para ejercer sus rentables mañas o escapar de denuncias en su contra, muy aparte, desde luego, de letrados honorables que allí también laboran. Al corto brazo de la ley en el Perú siempre se le ha hecho difícil imponer un control riguroso en judicaturas distantes del gobierno central.
Así, siguiendo una tradición de leguleyadas a la que, desde antiguo, han recurrido empresarios cundas y políticos de honestidad liliputiense, la Universidad Privada Telesup –propiedad del excongresista José Luna Gálvez– sacó adelante, nada menos que en el Segundo Juzgado Civil de Bagua, de la Corte Superior de Justicia de Amazonas, una oportuna acción de amparo que, a través de una medida cautelar, la autoriza a seguir operando impunemente, pese a que la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) le negó la licencia institucional debido a la pobrísima calidad de su propuesta educativa.
La medida cautelar le permitirá a Telesup continuar desarrollando todas sus actividades académicas, graduaciones o titulaciones profesionales y hasta convocar a nuevos procesos de admisión sin mayores problemas. Que el juez Alberto Cohen Vela, quien concedió el amparo, como se supo después, haya sido investigado por la Fiscalía Supraprovincial Corporativa Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios por presuntos vínculos con una organización criminal no resulta nada sorprendente, sino todo lo contrario: es la pieza que completa el cuadro de írrita legalidad que rodea a la maniobra.
Con la denegación de la licencia a la Universidad Inca Garcilaso de la Vega todavía fresca, la Sunedu tampoco se ha cruzado de brazos y apeló la decisión del juez Cohen. Pero aquí lo que corresponde es trasladar de inmediato el caso a Lima, ya que en el negocio educativo se mueven poderosos intereses, y lo de Bagua podría sentar un pésimo precedente. Es hora ya de que estas supuestas casas de estudios dejen de lucrar con los legítimos afanes de superación de los jóvenes peruanos sin darles nada a cambio, aparte de un cartón que pronto descubren que, en el mercado laboral, no es más que papel mojado.
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